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UNA INVESTIGACIÓN CLAVE EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA 669 Santo infunde la gracia santificante y habilita las potencias naturales elevándolas al nivel sobrenatural. Con esto se da especial valor a la persona, como sujeto de los actos, participando activamente en el dinamismo de la perfección. La gracia se mul– tiplica en el ejercicio de las virtudes, dones, etc., que se irradian de modo articulado, especialmente en las virtudes teologales, que impregnan toda la vida del cristiano: la caridad, como amor directo a Dios lleva a su cumplimiento la fe y la esperanza. Lugar central en la doctrina de Alejandro lo ocupa el "don de sabiduría", unido por él a la virtud de la caridad. Buenaventura y toda la escuela franciscana, herederos de Alejandro, profundizarán el don de la sabiduría viendo en él, intelectiva y voliti– vamente, la aspiración al conocimiento experimental de Dios, en que el alma siente su presencia y su acción transformante (438). Así, el término de toda operación hu– mana elevada por la gracia a nivel sobrenatural es el gozo (frui), experiencia de unión con la Trinidad ya en esta vida y que será 'posesión' real, en la visión beatífica y en el amor perfecto. Apartado final de la conclusión de este estudio es el influjo de Alejandro de Hales en la Escuela franciscana y las perspectivas que abre para las investigaciones ul– teriores. El trabajo presente sobre la teología de la gracia ha tratado - y lo ha logrado– de individuar la contribución de Alejandro a la teología de la gracia en confrontación con los maestros anteriores y contemporáneos. Se hace notar cómo Alejandro, junto con Juan de la Rupella, acentúa el don-amor de Dios y la santificación del hombre, desviando claramente el aspecto moral de la gracia al aspecto ontológico de la mis– ma: las gracia es vista como acción del Espíritu Santo en el alma por medio de las virtudes, de los dones, de los frutos y de las bienaventuranzas. Sirviéndose de los conceptos filosóficos aristotélicos traducen las ideas teológicas en un lenguaje más objetivo evitando equívocos en la interpretación de la Escritura y de los Padres. De hecho, la exposición del Halense y de la Rupella interpretan la verdad revelada a la luz de la tradición agustiniana sin la pretensión de autosuficiencia del aristotelismo. La Summa Halensis continuará la línea de la Quaestio de gratia alejandrina con un lenguaje más claro y ordenado que las Quaestiones. Se examina la necesidad de la gratia in genere, tanto con argumentos filosóficos (contra philosophos) como teológi– cos (contra Pelagianos). Se repiten los temas de Alejandro: gracia creada e increada, carácter accidental de la gracia creada, diferencia entre la gracia y las virtudes gra– tuitas, más una cuestión dedicada a la subdivisión de la gracia en operans, cooperans, praeveniens et subsequens. Igualmente se tratan otras cuestiones: la gracia en los niños y los adultos, el crecimiento de la gracia en el alma y el tema examinado por Juan de la Rupella: utrumfacienti quod in se est, detur gratia a Deo. Todo ello ayudará a com– prender y valorar mejor el pensamiento de los discípulos del Doctor Irrefragabilis: Odo Rigaldi, Guillermo de Melitona, Beltrán de Bayona, Odo Rosny ( en su mayor parte durmiendo en textos inéditos), y sobre todo de san Buenaventura. Del Doctor

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