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BONAVENTURA SEMPER DOCENS 621 En Buenaventura esta meditación se abre en súplica a la Trinidad (69s). El Lignum vitae sería como una respuesta franciscana a la Lectio divina. Frente a una lectio divina propia del monaquismo, el franciscano pasa a una actitud de com– promiso por el mundo (71ss). Es la tonalidad encarnacionista que se expresa en la particular atención hacia la humanidad de Cristo: Lectio divinafranciscana (73-78). Esta "lectio divina" adquiere configuración desde el trasfondo trinitario del De triplici via. Corresponde al triple método de lectio divina: moral, alegórica, anagógica en las tres etapas de 'purgación' hacia la paz (lectura y meditación), de 'iluminación' hacia la verdad (oración), de "perfección" hacia la caridad (contemplación) (79s). La analogía con el proceso del "alimento" - boca, masticación, paladar o gusto, estómago (84) - es una ayuda para la comprensión: desde una realidad de común experiencia es más fácil percibir el sentido menos abstracto de nuestro ejercicio espiritual. Importante es el inicio con la "composición de lugar", ayudada por los sentidos espirituales: entrar dentro de sí por la imaginación y, en el diálogo de la oración, deplorar la propia miseria, implorar la misericordia y adorar la majestad divina. La contemplación nos llevará más allá de los temas o de las imágenes, incluso sublimando el sentido de las mismas escenas bíblicas: una contempla– ción que sólo puede llegar al alma como don de la liberalidad divina. Pero siem– pre será encarnacional: aproximación a la "contemplación horizontal", al nivel de las realidades humanas. M. ha creído encontrar un valor, en cierto modo privilegiado, - como in– strumento para llegar a las "Raíces teológicas" del "iter" o "viaje místico" del lignum vitae, - en el concepto de coincidentia oppositorunt, identificado por Nicolás de Cusa como "unidad en la diversidad" o lo máximo y lo mínimo existiendo juntos sin excluirse mutuamente (124, 142s), para expresar de algún modo lo inefable de Dios (por ejemplo que es bueno, pero más allá de nuestra noción de bondad). Se alude a los posibles antecedentes de ese principio (130-140): S. Agustín, Ricardo de San Víctor (Dios como Bien difusivo, amor que se comunica), Eck– hard (negación de la negación). Realmente se podría ver en S. Francisco y S. Buenaventura una "coincidencia oppositorum", que sería la contradicción de lo divino y de lo humano que modeló la vida de ambos, produciendo alegría en el sufrir y potencia en la simplicidad (146s). El fraile menor estadounidense se entretiene en la consideración del pensamiento de Edwart H. Cousins en su libro Bonaventure and the coincidence ef opposites, donde la coincidencia de los opuestos se considera clave hermenéutica
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