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620 BERNARDINO DE ARMELLADA A este fin, M., como él mismo dice, se provee de los instrumentos que le van a servir en esta investigación dirigida a encontrar las raíces y, desde las mismas, el proceso teológico en el que llegan a su madurez y pueden gustarse los frutos de este Árbol de la Vida. Una contextualización comprometedora que el M. elabora - pienso - con suficiente dominio de la teología espiritual y de las fuentes bonaventurianas. Son, sobre todo, tres obras del Seráfico Doctor, cuya luz se proyecta sobre lo que parece una simple descripción en cuadros más o menos plásticos de la vida de Cristo: El Itinerarium mentis in Deum acoge en su esquemática contextura teológica y mística los relatos concretos de la acción de Jesucristo. El De triplici via, con su sistematización trinitaria del proceso de la vida cristiana, hace ver la articulación eficaz de las narraciones meditadas de Buenaventura, descubriendo sus raíces profundas mediante la lectura y la impli– cación personal en una meditación imaginativa, que se transforma en súplica y pasa a la contemplación en espera de superar las imágenes sensitivas e inte– lectuales en el rapto del éxtasis. Un punto de luz para descubrir el puesto del Arbor vitae dentro del proceso teológico bonaventuriano es precisamente la inserción del mismo en el esquema del Itinerarium a modo de enriquecimiento temático de los capítulos tercero y cuarto en el paso de la consideración de la creación a la interioridad del alma, en cuanto restaurada por la gracia de Dios en Jesucristo. Un segundo instrumento que facilita el descubrimiento de las raíces teoló– gicas del Arbor vitae es su comparación con lo que puede llamarse orden siste– mático del proceso de la vida espiritual, descrito por Buenaventura en el opús– culo De triplici via, aplicado también a otros escritos, como De peifectione vitae ad sorores. El primer paso es la "lectio divina" y la apropiación meditativa, que M. describe con riqueza de sugerencias, subrayando la cooperación de la imagi– nación (p. 48). De este modo se pasa de la simple consideración especulativa del "drama de la vida, muerte y glorificación de Cristo", a una profundidad simbólica descubierta en la Sagrada Escritura por la sensibilidad del orante, hombre de deseos como el Daniel del prólogo del Itinerarium (45s). Pero más que de emoción sensible se trata de un profundo amor = en– cuentro personal con el Jesús verdaderamente humano (41). Las Sagradas Escrituras vivas hacen penetrar en el fiel las 48 meditaciones del Lignum vitae, fruto de la plegaria de Buenaventura, como es de hecho toda su teología (64): Dentro de su ambiente contemporáneo de devoción a la Pasión de Cristo, Buenaventura - inspirándose en las fuentes comunes - las apropia y las hace hablar a los corazones: una apropiación meditativa afectiva.

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