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DOS LIBROS SOBRE EL FRANCISCANISMO FEMENINO 319 sinadas. Sólo en 1956 surgirá un nuevo monasterio de Santa Margarita; pero será derribado en 1989, con la remodelación de la zona en vistas a las Olimpía– das de 199z1°. La fundación del segundo monasterio de capuchinas en España, en Gero– na, solicitado por la misma Sor Ángela Margarita Serafina en 1608, tuvo que vencer la fuerte oposición de las diversas comunidades religiosas de la ciudad gerundense. Las capuchinas, después de una primera residencia poco cómoda, pasan a unos edificios llamados "Baños Árabes", que se van acomodando hasta que en 1637 se puede inaugurar la nueva iglesia conventual. Durante la guerra de sucesión también las capuchinas de Gerona tuvieron que abandonar la clau– sura (1710), encontrando el convento bastante deteriorado al regresar un año después. De nuevo en 1794 salen para refugiarse en el convento de Barcelona. Regresan en 1796; y en 1809, en el tiempo de la ocupación napoleónica, algunas hermanas tienen que refugiarse en casa de sus familiares. La persecución reli– giosa de los años 1936-39 las dispersó de nuevo para volver a reunirse en 1939. Esta especie de jalones más o menos puntuales no oscurecen los tiempos nor– males en que las religiosas en su retiro ejemplar eran consideradas y ayudadas, espiritualmente por obispos y sacerdotes y, materialmente, por las gentes pu– dientes y nobles, incluso por los reyes. La misma Sor Ángela Margarita Serafina en carta fechada el 17 de febrero de 1608, se interesó por fundar un convento de capuchinas en su ciudad natal, donde pudieran encontrar acogida las hijas de Manresa que, llamadas por Dios, no tuvieran dinero de dote. La muerte de Sor Ángela en diciembre del mismo año y otras dificultades, descritas en texto y notas de este libro, retrasaron la ejecución del proyecto hasta que el 10 de diciembre de 1638 cinco capuchinas del monasterio de Barcelona, acompañadas por el obispo de Barcelona hasta Hospital de Llobregat, por el Vicario General de Barcelona hasta San Feliú de Llobregat, y por Joan de Peguera hasta Montserrat, fueron aquí recibidas por el Abad Juan Manuel de Espinosa y encomendaron a la Madre de Dios la nueva fundación. En Montserrat llegaron a recogerlas algunos ciudadanos y autorida– des de Manresa, en donde entraron el 13 de diciembre, siendo recibidas con gran solemnidad y festejadas con música y villancicos. Instaladas provisional– mente en una casa hospital, sufrieron los estragos de la peste de 1639, de la que 10 Hay que bajar a la nota para ver que siguieron tres años de provisionalidad "en pésimas condiciones" hasta lograr tener de nuevo un monasterio adecuado (p. 273, nota 151).

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