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DOS LIBROS SOBRE EL FRANCISCANISMO FEMENINO 315 pontificio de Clemente VIII (1599). V. Serra reivindica el derecho de este mo– nasterio de 'Santa Margarida la Reial' de Barcelona a ser considerado el protomo– naste1io de capuchinas en España. Aunque ya anteriormente existía un convento de monjas en Granada llamadas capuchinas, lo eran de solo nombre, ya que ca– recían de unión jurídica con la Orden de Capuchinas (cf. 241-243). Ángela Serafina, en la redacción de las constituciones coletinas para su comunidad, les imprime un sello especial, asumiendo algunos puntos de lo más austero de la legislación de los capuchinos, como lo había hecho también la 'Madre Longo'. Un aspecto destacable es que añadió la versión catalana (¡la primera que se conoce!) del Testamento de Sta. Clara (cf. 98). Sor Ángela As– torch, que de Barcelona fue en 1614 a la nueva fundación de Zaragoza, hará una ligera modificación en las mismas Constituciones, que, aprobadas por Ur– bano VIII en 1627, tendrán vigencia en todos los monasterios hispanos hasta las Constituciones Generales de 1927, que tuvieron que ser adaptadas al reno– vado Derecho Canónico de 1917. Valentí Serra las considera, "todavía hoy, un texto legislativo globalmente válido, que puede ayudar a reenfocar, de nuevo, la concepción franciscana de la vida contemplativa a partir de la vivencia comuni– taria de la pobreza, de la igualdad entre las hermanas, y del silencio contempla– tivo en el clima favorable, e insustituible, de la clausura papal" (101). No obs– tante el fervor capuchino inicial, desde 1618 se iniciaría un proceso de relativa "des-franciscanización" en la vida espiritual de las hermanas, al perder la direc– ción espiritual de parte de los capuchinos y quedar dependientes de maestros menos adaptados al espíritu franciscano y, además, tener como lectura espiri– tual más a mano los escritores jesuitas en boga (104s). Sor Ángela Serafina muere el 24 de diciembre de 1608 después de una vida heroica en la virtud y agraciada con el don interno de las estigmas, según consta por el proceso diocesano de beatificación: un proceso que, no obstante las rei– teradas instancias en su favor 5 , sigue paralizado en su fase romana 6 . Mejor fortuna le ha cabido a su discípula María Ángela Astorch, beatifica– da por Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982. Formada al lado de Ángela Serafi– na, pasa de Barcelona a Zaragoza (1614) a fundar un nuevo convento. En 1645 llega a Murcia también como inauguradora de otra casa capuchina y allí muere 5 Al menos tres reyes de España avalaron con su firma tales peticiones: Así Felipe IV, Carlos II y en 1908, centenario de la muerte de la Madre Serafina, Alfonso XlII. 6 Cf. L. Iriarte, Angela Serafina Prat, Barcelona 1993.

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