BCCCAP00000000000000000001422

312 BERNARDINO DE ARMELLADA El libro podría titularse "La historia de un misterio humano-divino acciden– tado y persistente". Hoy se habla en otras disciplinas de la manifestación de "la totalidad en el fragmento". Pues este fragmento de historia de las capuchinas en Cataluña y Mallorca refleja la totalidad de la Orden religiosa de las Capuchinas, que a través de casi cinco siglos ha acogido a mujeres voluntariosas moldeándolas en la libertad de un amor sin reservas por Jesucristo e impulsándolas - ciertamen– te por la gracia del mismo Señor - a no pararse en nada frente al programa evan– gélico de dejarlo todo y negarse a sí mismas en el seguimiento del Señor (cf. Mt 16,24; Me 8,34; Le 9,23). De un capítulo de esta obra dice el prologuista que "para la sensibilidad actual... puede resultar de difícil lectura, mejor dicho, de difícil aceptación" (12). Quizás valga aquí aquello de que "el amor no es cuestión de in– teligencia", aunque sí tiene sus razones, que diría Pascal 3 . La vida religiosa es la conjunción de un misterio de gracia por parte de Dios y de la aceptación libre de entregarse a ese misterio por parte de la perso– na humana. El recuerdo de 1 Cor 12,4.7: "Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo... A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu pa– ra provecho común", da la clave de la singularidad de la vida de las capuchinas, "heroínas de la penitencia", como se dice en el libro (p. 155), y del afán espiri– tualmente interesado de los cristianos, desde el pueblo sencillo hasta los más nobles, por tener cerca un convento de religiosas, que formen el "número sufi– ciente" de personas justas, que no se encontró en Sodoma y Gomarra para convertir en misericordia la justicia divina, según la súplica de Abrahán (cf. Gén Corte de los Católicos Reyes, protectores del primario de Barcelona, resolvió... tratar de la fundación" (I. Torradeflot Cornet, Crónicas de la Orden de las Mo'!}aS Cap11chinas en Espmia, 2º parte, Manresa 1909, 127). La mayor dificultad que se encontró para esta fundación, tanto en la aprobación previa por la autoridad civil como en su posterior asentamiento, fue la condición de pobreza total, sin exigencia de dote u otros medios seguros de subsistencia. Con la Madre Sor Catalina de Lara, discípula inmediata y querida de la Madre Serafina, y previamente enviada a Valencia, llegan otras tres capuchinas a Madrid en 1618. No son pocas las dificultades hasta que logran instalarse en un edificio adaptado a su vida retirada en la hoy Plaza del Conde de Toreno, donde permanecen -salvo una interrupción para mejorar la construcción (1889-91) y el paréntesis trágico de 1936-39- hasta 1975. Actualmente, en las afueras de Madrid (Alcobendas), siguen las capuchinas en el recogimiento admirable, sufriendo la precariedad de vocaciones de los tiempos nuevos, pero con un espíritu franciscana.mente alegre en la oración y el trabajo, fieles a las normas austeras de las nuevas constituciones. 3 Cf. Pensées, 2.2.6.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz