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254 BERNARDINO DE ARMELLADA aunque la adquisición de la misma sea sobrenatural 8 . Tal es, por tanto, la sobre– naturalidad substancial, que Mastrio, en perfecta sintonía con Escoto y la escue– la escotista, describe con estas palabras: «... Nuestro entendimiento, considera– do en su naturaleza de potencia no es suficientemente activo en sus fuerzas naturales para llegar al acto de la visión beatífica, pues mediante las proprias fuerzas no puede coseguir que Dios se le haga presente como objeto beatífi– co ... La razón profunda es que Dios en su proyección fuera de sí es objeto vo– luntario»9. En tiempos pasados me ocupé detenidamente del tema en el vasto contex– to de los autores escotistas contemporáneos de Mastrio, algunos de los cuales eran propensos a considerar el problema como una simple cuestión de palabras frente a la visión tomista y molinista. Continúo siendo del parecer de que di– chos discípulos de Escoto, en la exposición de este tema con las palabras del mismo Doctor Sutil, junto con la fidelidad a su escuela, se apartan esencialmen– te de la visión tomista, especialmente en la versión cayetanista de esta escuela. Es un punto en el que nuestro teólogo de Meldola no difiere de sus correligio– narios franciscanos 10 • 2. Pasamos a la cuestión escolástica de la gracia, que puede llamarse «di– mensión formab> de nuestra relación filial con Dios, la cual implica como pre– supuesto un contenido de referencia que la doctrina católica toma de la revela– ción: Lo que constituye el ser de la gracia fontal no es otra cosa que la benevolencia acogedora de Dios, concretizada para nosotros en una realidad perteneciente a nuestra historia: esto es, la humanidad de Dios en Cristo, que 8 «Ad quaestionem igitur respondeo, primo distinguendo quomodo aliquid dicatur su– pernaturale. Potentia enim receptiva comparatur ad actum quem recipit ve! ad agentem a quo recipit. Primo modo ipsa est potentia naturalis, ve! violenta, ve! neutra. Naturalis dicitur si naturaliter inclinetur, violenta si sit contra naturalem inclinationem passi, neutra si neque inclinetur naturaliter ad illam formam quam recipit neque ad oppositam. In hac autem com– paratione nulla est supernaturalitas» (I. Duns Scotus, Ord., P1vL, p. 1, q. un., n. 57; Vat. I, 35). «Concedo Deum esse finem naturalem hominis, sed non naturaliter adipiscendum, sed su– pernaturalitern (Id., Ord, ProL, p. 1, n. 32; Vat. I, 19). 9 «Intellectum nostrum etiam ex natura potentiae inspectum non esse sufficienter acti– vum ex puris naturalibus ad consequendum actum beatificae visionis, cum nequeat viribus suis facere Deum sibi praesentem in ratione obiecti beatifici... , quia Deus ad extra est obiec– tum voluntarium». B. Mastrius, Disputationes, I, disp. 6, q. 2, n. 53; p. 347-8. Cf. Bernardino de Armellada, Trascendencia divina y vo!tmtmismo, en Naturaleza y Gracia 17 (1970) 391 ss. 10 Cf. Bernardino de Armellada, La gracia, misterio de libe1tad El "Sobrenatural" en el Beato Escoto y en la Escuela Franciscana, (Bibliotheca Seraphico-Capuccina, 52). Istituto Storico dei Cappuccini, Roma 1997, 241-250.

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