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GRATIA SANTIFICANTE Y ACCEPTATIÓN DIVINA SEGÚN B. MASTRI 261 bien una ordenación y aceptación divina antecedente, comprendida en el mis– mo decreto de santificar, añadiendo a la cualidad creada un nuevo aspecto de gracia en cuanto gracia 31 . Nos hallamos aquí ante una distinción entre gracia como cualidad y gracia en cuanto gracia: una distinción formal, pero con distin– tos efectos reales, que caracteriza todas las reflexiones de nuestro teólogo. Veamos sus argumentos a favor de la opinión escotista: En primer lugar, se prueba porque el hábito de la gracia es una cierta cualidad accidental que no tiene con Dios ninguna conexión natural, ninguna conmensuración entitativa con ÉL Realmente, en su ser, es mucho menos perfecta que cualquiera substan– cia creada, inclusive la material. Por tanto, en virtud de su naturaleza y conside– rada bajo el aspecto preciso de cualidad, no puede hacer al hombre agradable meritoriamente ante Dios, ni justificar ni originar los efectos de que estamos hablando 32 • Esto quiere decir que una supuesta conexión natural con Dios sería identificación con el mismo Dios. Así pues, la condición de la criatura no pasa– rá al orden sobrenatural en fuerza de nada necesario, sino en una dimensión de libertad. El segundo argumento refuerza el primero contraponiendo implicítamente la necesidad de lo natural a la libertad del sobrenatural: Una necesidad impuesta a Dios desde la criatura constreñiría a Dios a amar al hombre como se ama a sí mismo: Pero es imposible que se dé una criatura a la que Dios tenga que amar necesariamente. Esto sería en detrimento (imposible) de la libertad de Dios. Del hecho que Dios se viera constreñido a aceptar necesariamente como amigo al hombre adornado de la gracia, se seguiría que Dios está obligado a amar al hombre que posea la gracia con la misma necesidad con que se ama a sí mismo. Se confirma todo este razonamiento con la evidencia de que no puede existir criatura alguna que pueda forzar a Dios a concederle la visión y fruición beatífi- 31 «Constat sententiam nostram ab illorum Theologorum opinione longe distare, qui dixerunt non sufficere solam 1:,rratiam inhaerentem et infusam ad perfectam iustificationem peccatoris, sed ulterius requiri aliam acceptationem ve! favorem Dei extrinsecum subsequen– tem post ipsius gratiae infusionem; ...licet Scotus ad hoc praeter nudam gratiae entitatem requirat divinam ordinationem et acceptationem, non tamen novam et subsequentem ipsisus gratiae infusionem, sed antiquam et antecedentem». (Ib., n. 7). 32 «Primo probatur, quia habitus gratiae est quaedam accidentalis qualitas nullam habens cum Deo naturalem connexionem, nullam entitativam commensurationem, imo en– titative est valde deterior perfeccione quavis substancia creata etiam materiali; ergo ex sui na– tura et in praeciso genere qualitatis considerata non potest meritorie gratificare, iustificare et símiles recensitos effectus praestare». (Ib., n. 9, p. 386b).

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