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390 BUENAVENTURA R. DE CARROCERA corazones de personas de diversos estados con que unos a otros se alientan a seguir la virtud y aborrecer el vicio». Parecerá un tanto extraño, de escaso mérito y tal vez de mengua– do contenido esta obra del P. Agustín de Zamora. Para descargo del mismo hacemos notar que el plan que se había trazado no concluía ahí : debía abarcar además un segundo y tercer tomo para lograr el objetivo total que era « instruir, reducir y persuadir al corazón humano y muy especialmente al de los religiosos para que, desembarazado de sus aficiones y libre de sus propios quereres, abra al Espíritu Santo la puerta del propio albedrío y se lo entregue el corazón puro y limpio en un todo». Consecuente con el plan trazado y expuestas las cualidades del corazón humano así en el orden natural como sobrenatural en el pri– mer tomo, en el segundo se explicaban al pormenor las diligencias y esfuerzos que tendrían que poner cuantos pretendiesen alcanzar la per– fección cristiana, parando la attención en los diversos ejercicios que deberían realizar así los que emprendiesen la vía purgativa como los que ya hubiesen alcanzado la vía iluminativa. El tercer volumen de la obra total estaba dedicado a ponderar los favores y mercedes que Dios tiene reservados y que concede a cuantos levanta a los distintos grados de la llamada vía unitiva. Sin el complemento de estos segundo y tercer tomos es difícil valo– rar el mérito del primero y único publicado, ya que pierde mucho cuando se estudia su contenido desligado de los otros, puesto que, a juzgar por el enunciado hecho por el propio autor, el total vendría a ser un tratado extenso y completo de ascética y mística, teniendo como punto de partida lo que en el tomo primero se afirma. Aun así hacemos nuestras las palabras de un escritor que estudió con detención esta obra del P. Zamora, de quien dice que « a juzgar por sus escritos, fue religioso de mucha oración y trato con Dios, inten– sa vida interior y gran conocimiento y experiencia de los caminos del espíritu ». Y agrega: « Los cuatro libros están llenos de piedad, doctrina y experiencia, y espíritu y celo del autor porque prenda en los cora– zones la llama y luz de la gracia que los ilumine y encienda en el amor de las riquezas y tesoros del cielo encerrados en la margarita preciosa del corazón humano» 9• Fu entes. Son muy varias y abundantes. En primer lugar el P. Agustín de Zamora cita con frecuencia, y asimismo copia con prefe– rencia y a la letra, textos de la Sagrada Escritura, sobre todo del Nuevo Testamento. Aduce también frecuentemente, en confirmación de su doc– trina, las autorizadas palabras de Dionisio Areopagita, S. Jerónimo, S. Agustín, S. Gregorio Nacianceno, S. Ambrosio, S. Pedro Crisólogo, S. Ber– nardo, Sto. Tomás, S. Alberto Magno, S. Antonino, Sta. Teresa, Taulero, Ricardo de San Lorenzo y otros. 9 Cf. Vicente de Peralta, art. cit. 352; La provincia I, 323s.
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