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LOS ESCRITORES DE CASTILLA Y S. BUENAVENTURA 389 por él más insistentemente propagadas se cuenta, en primer término, la del Espíritu Santo; también la devoción al Corazón de Jesús y, junta– mente, a la Santísima Virgen. Se le ha llamado con justicia precursor de ellas, y de modo especial de la esclavitud mariana, propugnada años más tarde por San Luis M.ª Grignion de Montfort7. Obras . La primera que dio a la imprenta lleva este título: Devo– ción muy provechosa con el Espíritu Santo y algunas oraciones para pedirle su divino amor y modo breve para saber hacer oración, 2.ª ed. Madrid 1678 (14,5 cm., 24 ff.-156 pp.). El contenido de la misma está sobradamente indicado en el título. Constituyen la primera parte varias prácticas de devoción que pueden tenerse para con el Espíritu Santo, mientras que en la segunda explica breve y sencillamente lo que es oración, aun mejor, meditación y el modo de hacerla. Como se ha dicho y repetido, esta obrita y la siguiente « están respirando fragancias de devoción a la tercera persona de la Sma. Trinidad» 8• Y podía agregarse también que idénticos efectos se notan respecto de la Sma. Virgen y del Corazón de Jesús. La segunda obra se titula: La margarita preciosa del corazón humano: sus excelencias y las finezas de Dios nuestro Señor para con él, Madrid 1678 (19,8 cm., 36 ff.-506 pp.-11 ff.). Tiene ésta mayor extensión, más rico contenido y ofrece particu– lar interés. En ella el P. Zamora, acorde en un todo con la escuela franciscana y con el pensamiento bonaventuriano, defiende y proclama no sólo la primacía de la voluntad sobre las restantes potencias del alma sino también la importancia que ejerce sobre el hombre en orden a su perfección espiritual. Consiguientemente reconoce a su vez la pri– macía del amor sobre los demás actos humanos, entre otras razones porque sirve de lazo de unión entre Dios y nosotros. Siendo por otra parte el corazón símbolo del amor y en cierto modo asiento del mismo, viene a convertirse en morada especial del Espíritu Santo, que a través de él realiza la santificación del hombre. En atención al tema, la obra va dividida en cuatro libros o tratados. En los dos primeros van latamente explicadas las propiedades del cora– zón humano según el ser natural, e igualmente se exponen las cualidades que posee en el orden sobrenatural, siendo en esto ilimitada su capa– cidad. Completa lo dicho ponderando en un tercer tratado los elevados y misteriosos fines que Dios se propuso al crear el corazón humano, y relata luego profusamente y con admirable unción los incontables favores y gracias de que es objeto por parte de Dios. Como colofón, y no perdiendo nunca de vista la relación existente entre el corazón del hombre y el Espíritu Santo, pone « algunos coloquios entre los 1 Cf. Melchor de Pobladura, Los Frailes Menores Capuchinos de Castilla, Madrid 1946, 82s; Vicente de Peralta, El Padre Agustín de Zamora, en Estudios Franciscanos 20 (1918) 352s; La provincia... I, 321-323. • Martín de Torrecilla, Apologema, espejo y excelencias de la Seráfica Religión de Menores Capuchinos, Madrid 1701, 102s.

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