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396 BUENAVENTURA R. DE CARROCERA indefectiblemente seguida, como sucede, por ejemplo, en relación con la meditación de la pasión del Señor (p. 506). Por lo demás, repite que, la vía del amor es la más sencilla y práctica. La segunda obra tiene por título: Luz práctica del mejor, más fácil y útil camino del cielo y de la perfección cristiana, que consis– te en la vida afectiva y ejercicio de obrar con la voluntad: se ponde– ran sus excelencias, prerrogativas, dominio y jurisdicción y lo mucho que puede con la divina gracia. Primera parte, Madrid 1665 (20 cm., 12 ff.-452 pp.-14 ff.). Señalamos en primer lugar que este libro está escrito en forma de conferencia o, por mejor decir, de diálogo sostenido entre maestro y discípulo. El tema principalísimo de él es la voluntad humana, casi siempre en el terreno teórico aunque bastantes veces desciende al prác– tico. El P. Viana plantea muchas cuestiones en torno a la naturaleza de nuestra voluntad, sus excelencias, etc., y sobre todo pondera la pri– macía que tiene sobre las restantes potencias del alma, así como la im– portancia suma y el indiscutible poder que ejerce sobre el hombre, dándole ánimo, fuerza y valor para adelantar en el camino de la per– fección y de la santidad. Trata otras muchas cuestiones acerca de esta misma potencia del alma, básandose principalmente en las enseñanzas de S. Buenaventura y Sto. Tomás. Como consecuencia, exalta la eficacia de la vida afectiva en ese caminar hacia la cima de la perfección y el mérito que con ella pueden obtener nuestras obras. Los autores utilizados por el P. Viana son, aparte del Doctor Angé– lico, S. Agustín, S. Bernardo, Gersón, Enrique Susón, Enrique Herp, Rugo de S. Víctor, Ricardo de S. Víctor, y, más que todos, el Abulense y los capuchinos Víctor Gelen y Benito de Canfield; de éste, lo mismo que del Abulense, las citas son extensas. En cambio no cita a S. Juan de la Cruz, y una sola vez a Sta. Teresa. No hay para qué decir que en esa serie de nombres ocupa un lugar destacado, más aun, preferente, el de S. Buenaventura, precisamente por tratarse de un tema tan afín con su doctrina. Las obras que de él menciona vienen a ser las mismas indicadas anteriormente, y las citas son nada menos que 71, advirtiendo que en bastantes ocasiones copia párrafos enteros que llenan una o dos páginas. A la obra anterior añadió el P. Viana una segunda parte, aunque le puso título un tanto diverso: Camino del cielo y de la perfección cris– tiana, el mejor, más fácil y apacible, real y seguro para todas las personas de cualquier estado y condición que sean, que consiste en la vida afectiva de amor y de amar, Madrid 1667 (20 cm., 8 ff .-504 pp.). Repetimos que esta parte, que por cierto no está escrita en forma de diálogo, es un complemento de la anterior, aunque no se dice expre– samente. Si aquella se desarrolla en terreno teórico, ésta viene a ser como la práctica de la doctrina expuesta en la primera parte. Su con– tenido va dividido en cuatro tratados. En el primero pretende persua– dir que este camino de la vida afectiva es el más adaptado y propor– cionado a toda clase de personas. En el segundo se pone de manifiesto

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