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H uarte de S an J uan . G eografía e H istoria , 28 / 2021 195 P redicación y reforma en el contexto católico europeo previo a T rento la predicación era «en aquella época un método de penetración religiosa, cuya forma estaba sometida a crítica y revisión»  1 . Como ocurría con otros temas vinculados a lo religioso, tenía un amplio re- corrido con matices y expresiones diferentes que refería también a los contextos culturales específicos donde era llevada a cabo. Por este motivo, en muchos mo- mentos se ha entendido el tema de la predicación como un ámbito de contraste entre una lectura que podríamos llamar católica y otra más próxima al ámbito protestante. No es muy difícil suponer que esto no es tan simple, ni funciona de forma matemática. Es cierto que podemos encontrar amplios puntos de coinci- dencia, incluso en aquello que tradicionalmente se ha considerado como propio y distante entre sí, pero también habrá otras cuestiones en las que la tónica predo- minante será la distancia intelectual y cultural. Algo que influyó fuertemente en la predicación fueron los contextos de reforma, unos de orientación moralizante y otros de tendencia humanista, que intentaban conquistar el auditorio. Ambos suponen también una comprensión de la vida, a la que hemos de hacer referencia con atención. Reflexiones distantes en el tiempo, como las de Eugenio Asensio, siguen po- niendo de relieve la interdependencia y los lugares comunes que podemos en- contrar entre autores que, de partida, consideraríamos fuertemente distantes  2 . Y, en este sentido, lo que decimos de los autores lo podemos también afirmar en relación a los movimientos o a los grupos de presión de un determinado momento histórico. Es obvio que no pretendemos ser exhaustivos en esta lectura, sino que que- remos acercarnos y poner de relieve aquellos acentos que manifiestan la peculia- ridad del momento histórico. Las decisiones tomadas en las sesiones conciliares, así como la actitud beligerante de unos y otros, han influido hondamente en aquello que se ha afirmado y en cómo se ha hecho, pero no lo ha determinado todo, pues una cosa era el discurso oficial y, otra, a veces muy distinta, lo que se llevaba a la práctica. Por otra parte, acercarnos a las décadas previas a Trento, nos habla de un momento crucialmente rico, en el que las cosas no estaban tan definidas como se pretenderá luego hacer ver. Bataillon puso de relieve como Erasmo fue, para los hispanos, un renovador de la piedad, pero reconociendo también que, muchas veces, se le han podido atribuir cuestiones que tienen una tradición diversa y, posiblemente, más pro- longada en el tiempo. Como defendía el mismo Asensio, cuando varios autores han pertenecido a una misma generación y han vivido idénticas problemáticas 1 González Novalín, 1980, p. 367. 2 Asensio, 2000, pp. 39-44. La primera edición es la del año 1952, pero utilizamos esta edición por estar particularmente bien acabada.

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