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LA LIBERTAD RELIGIOSA DEL INDIO , .. 409 ba por anteponer la conquista a la cristianización (neque licitum est illis prius bello subiicere et ita cogere ut audiant praedicatz'onem fidei, ut pas– tea, si voluerint, libere convertantur). Unicamente aceptaba el uso de las armas y la construcción de fortalezas para garantizar la predicación cuan– do claramente se viera que era imposible la predicación pacífica y peli– graba la vida o la libertad de los misioneros, cuando los cristianos teman fundadamente que pueden ser traicionados por los infieles y no puedan vi– vir tranquilos y seguros... : Breve autem licitum est eos bello prius subiicere ne impediant liberam praedicationem fidez' et ez'us susceptionem etperman– sionem z·n ea, ubi esset verisimz'lz"s, non fictus tz'mor ex experits tali pericu– lo (46). Sus tesis coinciden con las mantenidas por Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca en el siglo XVI. e) Juan Focher ( + 1572) Natural de Francia, especialista en teología, leyes y derecho canóni– co, pasó a Nueva España alrededor de 1540 y allí tuvo una gran influen– cia en la actividad práctica misional a través de sus escritos, especialmen– te por los referentes a la administración de los sacramentos del bautismo y del matrimonio, y de la defensa de los privilegios de las órdenes relio– sas (4 7). Se le puede considerar con toda justicia como uno de los teóri– cos clásicos americanos, pertenecientes a la primera generación y que rea– lizaron una primera adaptación de la doctrina general de la Iglesia a las nuevas situaciones halladas en las Indias. Una de las mayores preocupaciones de Focher recién llegado a Méxi– co fue garantizar la autenticidad de las coversiones indígenas al cristianis– mo. Como ha señalado acertadamente algún autor, "para entonces (tiem– po de llegada de J. Focher a México) el campo misional de la Nueva Es– paña había sido roturado en gran parte. La semilla evangélica había sido sembrada con profusión. En algunos puntos la mies comenzaba a amari– llear. Era la hora de recolectar y de examinar el rendimiento de la siem- (46) !bid. Pero, incluso aún cuando los hispanos pretendieran sólo predicar la fe cristiana, Antonio de Córdoba expone que la resistencia y guerra de los indígenas po– día ser justa por ignorancia inculpable de éstos: 'Quia cum illi barbari sint natura sua meticulosi, videntes illos barbatos et armatos valde potentiores, insuper audita multi– plid eorum tirannide in vicinos, quos expugnaverant, u tique merito timent et similia et peiora mala illis suspicantur quantumcumque illi christiani velint ab eis tollere timo– rern, et reddere securas de pacifica et salutari praedicatione ad eorum salutem. Et in hoc casu illi barbari sunt innocentes, et non odio Christi aut fidei, vel veritatis, sed iure naturalis et iustae defensionis suae atque suarum possunt christianos repeliere et occi– dere tanquam iniustos offensores" (ibid.). (47) A. Equíluz, 'introducción', J. Focher, Itinerario del misionero en América (Madrid 1960} VII-XVII.
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