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FUNDAMENTOS ANTROPOLOGICOS Y TEOLOGICOS 155 italiano G. Abba ha puesto a su obra muy pensada: Lex et virtus. El lema que se lee en la portada del libro dice así: «La legge la fanno in genera/e; poi ognuno fa come puó (mia madre)» 16 • Es decir, que este meditador del nexo que establece santo Tomás entre la ley y la virtud no halló mejor preludio a su obra que el dicho genial de su buena madre que hemos citado. Pero es que este dicho genial, que brota de esa sapiencia materna que ha brizado lo mejor de nuestra vida, es una insalvable objeción con– tra los juristas de todos los tiempos que claman: «Dura lex, sed lex». Vuestro intento, les dice a los juristas, el buen sentido de esta mujer, es dar un puntal de sostén al árbol de la vida que crece pujante. Hacéis bien en ello para que no se tuerza. Pero cuántas veces asfixiais la pujanza del árbol que acaba por desligarse de estacas y rodigones para escalar con su solo esfuerzo la altura. La comparación de esta mujer sensata pone en claro que la vida desborda ei derecho. Estamos con la intuición materna de que si la ley mira a lo general, la praxis de cada momento mira a lo singular en toda su concretez, concretez intangible por la ley y el derecho. Bien comprendió esto Aristóteles al pedir, con gran sentido ético, que la acción humana no ha de tener sólo en cuenta lo prescrito por la ley, sino que ha de usar debidamente de la «epieikeia:» en su aplicación a los casos singulares. Es sabido que la epiqueia intenta cumplir el espíritu de la 1 ley, aunque tenga que romper a veces con la letra de la misma. Esto percibió el sentido práctico romano, al ponderar la «aequitas» como complemento de la ley. Bello tema nos sale al paso que tenemos que dejar para otra ocasión. Baste ahora haber puesto de relieve con estos dos conceptos la fragante manquedad de la ley y del derecho. Esta primera crítica, sin embargo, no ha sacado a flote el trasfondo más inhumano del derecho. La obra monumental de R. von Ihering, El espíritu del derecho romano, pone este trasfondo en relieve. No tiene este gran historiador prevención alguna contra el derecho. Menos aún contra el derecho romano de tanto influjo en nuestra civilización occidental, a comenzar por el mismo derecho canónico. En fórmulas sintéticas enuncia este juicio sobre el derecho romano: «Ningún otro derecho muestra más que el romano esa poesía de orden y regularidad. Su historia es una obra 16 G. ABBA, Lex et virtus. Studi sull'evoluzicne della dottrina morale di san Tommaso d'Aquino, Roma 1983 (mi recensión de esta obra en Naturaleza v Gracia, 31 [1984] 214-215).

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