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FUNDAMENTOS ANTROPOLOGICOS Y TEOLOGICOS 153 Quisiéramos que esta interpretación de Las Florecillas fuera igual– mente aceptada ante el relato cuyo comentario va a ser el centro de nuestra reflexión. Nos referimos a lo que nos cuentan en el capitulo 26: «Cómo San Francisco convirtió a tres ladrones homicidas». En esta oca– sión el relato se halla corroborado en lo sustancial por la Leyenda de Perusa y el Espejo de Perfección · 4 , Pero reiteramos que más que la exac– titud histórica de la conversión de los ladrones nos interesa el espíritu del relato, réplica a su manera de lo que San Lucas nos refiere de la vuelta a Jesús del buen ladrón. Lo que ante todo quisiéramos detectar en el relato de Las Florecillas son los momentos más significativos del mis– mo. Cotejados estos momentos de la conversión de los ladrones con la conversión tan distinta de San Francisco, más vuelta y entrega, que cam– bio de ma!Ia vida, advertimos, desde la antropología y teología francis– canas, que se destacan cuatro: el momento del derecho; el momento de la bondad; el momento del encuentro; el momento de la alegría final. Expongamos con alguna detención estos cuatro momentos ante para– digmas tan distintos de conversión, como la de los ladrones y la de San Francisco. l. El momento del derecho En la misma abertura de la relación mentada de Las Florecillas adquie– re este momento máximo relieve. Cuentan éstas que había tres famosos ladrones que merodeaban por la sierra de Monte Casale, haciendo lo propio de su profesión malvada. Un día se acercan éstos al eremitorio de los hermanos y piden de comer al hno. Angel que era el guardián. Para dar más relieve y contraste con lo que luego va a acaecer, anotan Las Flore– cillas que el hno. Angel, de muy joven, había sido recibido en la orden por San Francisco y por su buen comportamiento éste le hizo el hno. res– ponsable de la pequeña comunidad. Pues bien; el hno. Angel, ante la demanda que le hacen los ladrones, no sóio no les da alimnto sino que se encara con ellos para reprocharles su vida con el lenguaje usual en tales ocasiones: «No tenéis vergüenza, les dice, ladrones y asesinos sin entrañas, que, no contentos con robarles a los demás el fruto de sus fati- ,4 Utilizamos como fuente la trad. espafi.: San Francisco de Asís. Escritos-Biograffas– Documentos de la época, edic. preparada por J. A. Guerra. B.A.C., Madrid 1978. El re– lato comentado en el texto se halla en pp. 847-49 (Las Florecillas). pp. 683-84 (Leyenda de Perusa); pp. 743-44 (Espejo de Perfección).

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