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176 ENRIQUE RIVERA «ilapso». Rectamente lo deriva del latín «illapsus» derivado a su vez de «illabi»: caer sobre, insinuarse. En contraste con esta terminología léase este comentario: «Especie de éxtasis contemplativo durante el cual se suspenden las sensaciones exteriores, quedando el espíritu en una actitud de arrobamiento» 45 • Para nuestra comprensión del «illapsus» de la teología franciscana tenemos que confesar que la ciencia filosófica de la Academia nos vale tan sólo en su aportación etimológica, al declarar que el verbo «illabi» implica un movimiento descendente frente al éxtasis de la explicación que es, por el contrario, ascendente. Demos de mano, por tanto, el éxtasis con su ímpetu ascendente, pues puede perturbar nuestra reflexión teo– lógica sobre el sentido del «illapsus». En línea con la etimología señalada por la Real Academia al verbo «illabi» = insinuarse, pensamos que el sus– tantivo latino «illapsus» pudiera verterse al español con este doble vo– cablo: «penetración insinuante». El sustantivo, «penetración», señala el vigor casi físico del «illapsus». El adjetivo, «insinuante», espiritualiza este vigor para declararlo obra exclusiva del espíritu. Y como vamos a ver, exclusivamente del espíritu divino. En efecto, de las dos notas que señala San Buenaventura el «illapsus» vincula la primera a aquel texto agustiniano de Las Confesiones cuando San Agustín se encara con su Dios para decirle: «Tu enim eras interior intimo meo et superior summo meo» 4 m_ Apoyado en este texto agusti– niano, San Buenaventura afirma que por el «illapsus» Dios nos toca en lo que nos es más íntimo y más sumo. Y esto sólo Dios lo puede hacer porque sólo Dios nos es superior en ambas proyecciones de nuestra vida mental. Ni el ángel bueno o malo, ni el hombre pueden tocar nuestra intimidad. Tan sólo es dable en ellos actuar desde el exterior. Con razón, pues, hemos dicho que el «illapsus» es privativo del espíritu divino •4' 7 • A esta primera nota del «illapsus» San Buenaventura añade una se– gunda. Utiliza, para ello, otra terminología de San Agustín, quien dis– tingue entre el «uti» -usar de algo- y el «frui» .--gozarse en algo- 48 • Toda la moral agustiniana consiste en comportarse debidamente tanto en 4l5 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española, 20 ed. Madrid 1984, p. 756. 46 SAN AGUSTÍN, Conf., VI, 11. 47 In II Sent., d. VIII, p. II, q. 2c; Op. O., t. II, p. 226-227. 48 In III Sent., d. XXIV, p. I, a. I, q. le. En este pasaje San Buenaventura hace suya la conexión que San Agustín establece entre «fructus» y «frui».

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