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174 ENRIQUE RIVERA mundo reconciliado con Dios, entona el Himno triunfal de las creaturas, que alaban todas al Sefí.or en este encuentro que ya no es sólo personal sino cósmico. El balbuceo del «tu es bonus», que comentamos, se agranda aquí en un himno gigante en el que cantan a Dios tanto el sol que nos alumbra para vivir como la hermana muerte que nos despierta en los brazos del Padre. Esta culminación del encuentro de la plena reconciliación de San Francisco con su Dios es el supremo atestado de una vida que se ha deslizado por esta senda tan humana y tan divina. Digamos que es igual– mente la senda preferida por el pensamiento franciscano. No siempre se ha comprendido así. Z. Alszeghy, en su estudio sin duda muy meritorio Grundformen der Liebe 4'o, llega hasta a contraponer el amor personal de San Francisco al amor impersonal de San Buenaventura por fundar éste su metafísica del amor en el principio radicalmente impersonalista: Bonum est diffusivum sui» 41 • En respuesta al docto teólogo repetimos aquí 1o que ya expusimos en nuestro estudio: Amor personal e impersonal en San Buenaventura ~ 2 • La conclusión a que llegamos fue ésta. Cuando nuestro doctor medieval razona como teólogo, con los esquemas de la metafísica en uso aristotélica muchas veces, neoplatónica en esta ocasión, tiene una tonalidad impersonalista, inherente al razonar propio de las aulas, si bien aun en este caso traspire un hálito más cálido que el del frígido intelectualismo, cultivado por otros doctores. Pero es muy de notar que San Buenaventura no se encierra dentro de sus especulaciones teo– lógicas. Que vive la ensefí.anza que expone. Y que es en sus obras mís– ticas, en sus Soliloquios sobre todo, el santo doctor parece recoger de labios de su Seo. Padre los diálogos intimos de éste con su Dios. Aunque con un corte teológico extrafí.o a la formación mental recibida por San Francisco. Hecha patente la coincidencia entre San Francisco y San Buenaventura en la praxis del amor personal, que aflora siempre en un encuentro, 4,0 Z. ALszEGHY, Grundformen der Liebe. Die Theorie der Go·ttesliebe bei dem Hl. Bonaventura, Romae 1946. 41 Comentamos este principio en nuestro estudio, La metafísica del Bien en la teo– logía de San Buenaventura, en Naturaleza y Gracia, 1 (1954) 3-39. J. Duns Escoto no condividió el entusiasmo de San Buenaventura y en nuestro siglo M. Blondel ha puesto serios reparos al mi,smo dentro de la visión cristiana del cosmos. En s,u origen neo– platónico se halla este principi!o lastrado por impe¡,sonalismo y necesitari'smo que los pensadores cristianos, como San Buenaventura han debido corregir. ¿Lo lograron ple– namente? ~ E. RIVERA DE VENTOSA, Amor personal e impersonal en San Buenaventura, en Estudios Franciscanos, 72 (1971) 261-274.

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