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FUNDAMENTOS ANTROPOLOGICOS Y TEOLOGICOS 169 Anotemos que este encuentro, que culmina en la reconciliación del Padre de los cielos, se inicia, al parecer, de modo sobradamente prosaico: con una comida usual. M. de Unamuno protestaba de la institución «Pan y Catecismo». Le parecía abominable querer meter a Dios en las almas, al socaire de las exigencias del estómago. Pero este hombre, inteligente en muchos campos de la cultura, no fue capaz de comprender estas hu– manas delicadezas del apostolado. Jesús, en su condescendencia, puso fin al adoctrinamiento del pueblo, multiplicando los panes y los peces en varias ocasiones. En otras tomaba el camino inverso, como cuando se aparece a los apóstoles, iniciando su coloquio con la humilde pregunta: «¿Tenéis algo que comer?». San Francisco sigue esta vía en su atención delicada hacia los ladro– nes. Piensa que es la necesidad el agente maléfico que los despeña por la tortuosa senda del crimen. Atendámoslos, pues, en esta primaria nece– sidad, piensa San Francisco. Lo más aleccionador de la anécdota es que no sólo se satisface aquí una exigencia elemental del cuerpo, sino que se inicia un diálogo entre almas que culmina en el supremo encuentro del abrazo con Dios. Al subrayar el camino del encuentro por el que el alma de San Fran– cisco se acercó a los ladrones homicidas para elevarlos al supremo en– cuentro de la reconciliación con Dios, estamos utilizando esa categoría, muy acorde con la «altura de los tiempos». Hoy, en efecto, la filosofía en primer lugar y con algo de retraso, como es de ley, también la teo– logía, se valen de esta categoría, especialmente en el campo de la antro– pología, tanto filosófica como teológica. El Presidente de la Real Acade– mia, P. Laín Entralgo, con su amigo J. Rof Carballo han expuesto con penetrante detención la vertiente humana del encuentro 30 • A su vez, la obra del teólogo O. Semmelroth, Gott und Mensch in Begegnung 3 1, pon– dera desde el mismo título esta nueva categoría teológica. Baste citar estos modelos dentro de una bibliografía, esperanzadoramente abundante. Si nos asomamos ahora a la filosofía de la Historia, para desde ella otear las ideas que hoy pretenden dirigir a la humanidad, se detecta al instante una fuerte tensión entre las tendencias despersonalizadoras y las 3,0 P. LAÍN ENTRALGO, Teoría y realidad del ctro, 2 vol., Revista de Occidente, Madrid 1961. (Expone el tema del «encuentro» en vol. II, p. 13-196). J. RoF CARBALLO, El hombre como encuentro, Alfaguar,a, Madrid 1973. 31 0. SEMKELROTH, Gott und Mensch in Begegnung. Ein Durchblick durch die katholische Glaubenslehere, Frankfurt a.M. 19,56.

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