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160 ENRIQUE RIVERA ciones, veremos de un modo plástico, cómo la conciencia humana puede tomar dos caminos diversos de convivencia: o la cuesta dura del derecho que señala a cada cual lo suyo; o la senda plácida del amor que com– prende y perdona. Si de estos cuadros plásticos nos elevamos intelectualmente con la metafísica del doctor seráfico, San Buenaventura, al insondable misterio de Dios, percibiremos que la bondad del padre del hijo pródigo es tan sólo un atestado visible de esa inmensa Bondad divina, raíz y origen de la comunicación de Dios a todos los seres. Y especialmente, de su comu– nicación al hombre: Bondad para crearle y mayor Bondad para perdo– narle y salvarle. ¿A quién se le ocurre pensar ante esta difusión de la Bondad divina que el cosmos se halla presidido por el orden, la justicia y el derecho? Así lo pensaron los estoicos con frigidez intelectual. Pero el cristiano, sin negar este orden, halla detrás de él una razón metafísica más honda: la Bondad de Dios. Es esta Bondad uno de los pilares sobre el que se asienta lo que la historia de la cultura llama «concepción franciscana de la realidad». Para percibir este glorioso pilar franciscano basta leer el capítulo sexto del Itinerarium mentis in Deum. En él San Buenaventura pretende, con res– petuosa audacia, hallar las razones necesarias del misterio trinitario. Las funda en la exigencia metafísica que tiene el Bien de darse y comuni– carse. Estas razones necesarias, deducidas de la idea de Bien, han sido muy discutidas. Ni Santo Tomás ni Duns Escoto admitieron su valor comprobante. No es el momento de dilucidar tan profundo tema, objeto de investigación entre los doctos 18 • Para nuestro propósito basta habernos asomado a la mente del doctor seráfico para sorprender a esta mente indagando cómo el Bien preside las insondables procesiones trinitarias. He aquí la grandiosa fórmula en la que resume su pensamiento: «Contem– plationis emanationum ipsum Bonum est principalissimum fundamentum» 14 • Por lo que toca a la comunicación de Dios a sus creaturas San Buena– ventura empalma aquí con su maestro San Agustín, compensándose de 13 Inició este estudio como tes,is doctoral en la Universidad Pontifida de Salamanca, Alejandro de ViUalmonte, El argumento de «razones necesarias» en San Buenaventura, en Estudios Franciscanos, 53 (1952) 5-44 (extracto de la tesis). IDEM, El argumento «ex caritate» en la doctrina trinitaria de San Buenaventura, en Rev. Española de Teo– logía, 13 (1953) 521-547. De este tema Olegario GONZÁLEZ, hizo centro de su ponderado estudio: Misterio trinitario y existencia humana. Estudio histórico teológico en torno a San Buenaventura, Edic. Rialp, Madrid 1966. H Itinerarium mentis in Deum, cap. VI, n. l.

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