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CRIPTA Desde hacía tiempo se acariciaba la idea de dedicar al culto el sótano de la iglesia. Con planos y dirección del arquitecto Francisco Pérez Arbués, se comenzó la obra a finales de 1962. Pronto quedó convertido en una her– mosa capilla. Se inauguró el 30 de mayo de 1963; todos elogiaron la sencillez y funciona– lidad de la misma. Ampliación natural de la iglesia, se celebran en ella frecuentes cultos; es también lugar adecuado para actos de evangelización: Catequesis, retiros espiritua– les, semanas de reflexión ... Cristo de la Misericordia Preside el altar mayor un Cristo crucifica– do. De madera de caoba, representa al Señor en el momento de pedir al cielo misericordia y perdón para los hombres. Por este motivo se le conoce con el nombre· de Cristo de la Misericordia. Talló García Irurozqui, en 1941. Fue donado por doña Consuelo Gonzá– lez Torre, viuda de Crespo, que en su testa– mento mandó doce mil pesetas para que se realizara dicha imagen. Esta escultura recibe también el nombre de «Cristo de los Tore– ros», porque este gremio se encargó durante bastante tiempo de sacarla en procesión. Lo hacían el Viernes Santo a las once de la noche, e iban encapuchados. El recorrido coincidía con el que seguía N.P. Jesús. Salió por primera vez en la Semana Santa de 1943; la última vez que lo hizo fue en 1957. Perma– neció en la iglesia hasta 1963 en que es trasla– dada a la Cripta. Convertida en Parroquia El 23 de enero de 1966, la Cripta es decla– rada oficialmente Parroquia. La iglesia que– daba, como siempre, dedicada al culto de Jesús Nazareno. La ceremonia de la inaugu– ración tuvo lugar a las doce de la mañana del día 23. Presidió el Obispo auxiliar de Madrid, don Angel Morta. Los Capuchinos han acep- tado esta parroquia en aras a un mejor servi– cio a la diócesis y a la lglesia 34 • MADRID CON SU CRISTO En agosto de 1982 se han cumplido los trescientos años de la llegada de Jesús a Madrid. A los pocos días de su entrada, en 1682, se celebró una solemne procesión, a la que asistió la Casa real, la nobleza, el pueblo fiel. Podemos afirmar que desde ese mismo día Nuestro Padre Jesús se ganó el corazón de los madrileños. Allí comenzó un cariño, un amor, un culto que ha ido siempre en aumento. Se multiplican las visitas personales a su capilla; el número de los entusiastas cre– ce sin cesar. Y llega un momento en que juz– gan necesario el organizarse. Esclavitud de Nuestro Padre Jesús El 16 de marzo de 171O, reunidos en la Villa de Madrid hasta ciento cuarenta y dos señores y caballeros, «dijeron que fundaban y fundaron esta Congregación con el título de Esclavos de Jesús Nazareno. Para mayor honra y gloria de Dios, culto y veneración de la sagrada y milagrosa imagen». Como obli– gación principal, debían asistir «a la proce– sión del Viernes Santo, por la mañana, en que sale su Majestad por las calles». Se redactan las Constituciones, que son aprobadas el 2 de septiembre del mismo año 35 • Según dichas Constituciones, la Esclavitud queda abierta a toda clase de per– sonas, seglares y clérigos. De hecho, a ella pertenecieron desde el primer momento la nobleza española, mezclada con el pueblo sencillo. Desde 1819 el Rey de España figura como protector de la Esclavitud. El Duque de Medinaceli, por ser patrono de la iglesia donde estaba la imagen, aparece desde la fundación como Hermano Mayor de dicha Congregación. La vida de la Esclavitud ha sido pujante, si exceptuamos algunos períodos en que se ha visto perturbada por los acontecimientos ◄ Mosaicos de Padrós. Detalle. Impresión de las llagas de San Francisco. 46
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