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se lleva a cabo una reforma en profundidad del presbiterio. El altar mayor se coloca en el centro del mismo para celebrar la santa misa cara al pueblo; el sagrario, en un lugar alto, bien visible, al cual se sube y baja por dos escaleras de mármol, una a cada lado, con la barandilla de metal dorado. En los extremos del comulgatorio van dos ambones para la proclamación de la Palabra de Dios. La obra la dirigió el arquitecto señor Moya y fue eje– cutada en los talleres del señor Roncero. En septiembre de 1949 se reforman las escaleras de subida y bajada al camarín de Jesús, recubriendo de mármol blanco las paredes y los peldaños; asimismo se puso de mármol el zócalo y pasamanos. Unas vidrie– ras artísticas, realizadas por la casa Santos Cuadrado, sustituyen los cristales lisos de los ventanales de la iglesia desde julio de 1956. Finalmente, en el verano de 1973 se acomete una obra de gran envergadura en la iglesia. Se levanta todo el piso, hasta ahora de baldosín corriente, sumamente deteriorado, y se cubre con losetas de granito gris de Villacastín y Rosa Porriño. Se repasan las paredes y se embellecen con pintura de primera calidad. Se abren rozas y se empotra toda la instala– ción eléctrica. Se suprimen algunos altares y se retiran cuadros... Proclamación oficial del título de Basílica: Terminadas estas obras de mejora y adorno, llega de Roma la notificación gozosa de que el papa Pablo VI «con el parecer favorable de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, y usando de la plenitud de su potes– tad apostólica, concedía el título de Basílica Menor a la iglesia de N.P. Jesús Nazareno». La proclamación oficial de dicho título tuvo lugar el 16 de noviembre de 1973, primer día de la novena dedicada a Jesús Nazareno. Antes de la misa de la tarde, el cardenal arzo– bispo de Madrid, don Vicente Enrique y Ta– rancón, hacía la proclamación solemne leyendo el Breve Pontificio del Papa. Era el colofón feliz de los muchos pasos que se habían dado en los últimos años. A fines de enero de 1974 una delegación de la Real Esclavitud con su Director al frente, se trasladó a Roma para agradecer al Sumo Pontífice esta honrosa distinción y ofrendarle una imagen de Jesús en talla. Pablo VI les re– cibió en audiencia particular; les agradeció el detalle y su presencia, y dando un beso a la imagen pronunció estas palabras: «Que el beso del Papa a esta imagen de N.P. Jesús, lleve la bendición a cuantos la besan y vene– ran en Madrid». Era la aprobación explícita del Papa a un gesto que vienen repitiendo los madrileños con su Cristo todos los viernes del año. E I Cardenal Vicente Enri– que y Tarancón firma el Acca el día de la pro– clamación solemne de la basílica.

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