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Tesoro Artístico ordena evacuar las obras de arte, sacándolas de territorio nacional. A las 21,30 de aquel día 3, salían los primeros camiones con obras de arte, camino de Fran– cia. En los días siguientes, se prepara una nueva expedición, y el día 8 del mismo mes, a las cero horas, partían otros quince camiones llevando lo principal que quedaba en el casti– llo. «Formé los camiones, nos dice el señor Arpe, poniendo a la cabeza el que conducía al Cristo de Medinaceli para que nos prote– giera». A las 3,30 llegamos al primer pueblo francés. Después de una breve parada, siguió la comitiva hasta el castillo de Ceret, a cuatro kilómetros del pueblo del mismo nombre. Aquí descansamos cuatro días, durante los cuales traspasaron las obras de arte a un tren especial que saldría de Ceret para Ginebra el día 12 de febrero de 1939. Jesús visita Suiza Al día siguiente, a las 11,25 de la noche entrábamos en la estación de Cornavin, de Ginebra. El tren lo componían veintidós uni– dades «atestadas de obras de arte de todas clases». Allí estaba lo mejor de los museos españoles: Velázquez, El Greco, Goya, Muri- llo... Rafael, Tiziano, Tintoretto, Rubens .. . Van Dick, Bosch, Durero, Van der Weyden .. . Colecciones enteras de tapices; códices; esculturas... Entre los días 14 al 17 de febrero se descargaron las cajas, siendo transportadas por camiones al Palacio de la Sociedad de Naciones. El 4 de marzo se comenzó en dicho Palacio a hacer el Inventario de todo lo traído en presencia del Secretario General de la Sociedad de Naciones, señor Aveno!, y de los miembros de la Comisión Internacional. Por su relación con nuestra imagen trans– cribo la siguiente página del Diario del señor Arpe. Ginebra, lunes 20 de marzo de 1939: «Hoy pude presenciar algo muy curioso y emocionante para mí. Por casualidad llegué cuando en la sección de objetos habían desembalado a N.P. Jesús de Medinaceli. Dejé caer la tiza que llevaba en la mano para con este pretexto poder poner una rodilla en 32 tierra al llegar a su lado. El Cristo tiene tamaño natural, y en aquel momento de lle– gar yo, tenía puesta aún la peluca sobre su pelo tallado, la corona y el escapulario. Cerca de él estaban algunos de los expertos, mien– tras que los demás lo rodeaban y tocaban con la indiferencia de quien solamente observa y juzga a un objeto más, como realmente era lo que hacían. En medio de aquel grupo, Jesús parecía tener más vida aún, estando en su actitud muda y digna. Cuando lo llevaron a Caifás sería exactamente lo que yo vi hoy. Lo esta– ban juzgando, ahora para el inventario, y su severa actitud empequeñecía a todos los que le rodeaban. Y o, a dos metros, contemplé la escena que espeluznaba porque vi al Jesús con vida. La mirada serena y penetrante de aquel rostro ennegrecido hablaba en silencio: Humildad, indiferencia al momento, poder; todo aquello lo advertía yo. Sentí un gran orgullo cuando recordé cómo busqué su caja en Perelada la madrugada del 8 de febrero y lo puse a la cabeza de la expedición de los quince camiones de obras de arte que saqué». Terminada ya la guerra, se traslada a Gine– bra como representante del nuevo Gobierno español don Fernando Álvarez de Soto– mayor, antiguo Director del Museo del Pra– do. Llevaba la doble finalidad de hacerse car– go del Tesoro Artístico para restituirlo a España y, al propio tiempo, organizar la Ex– posición de nuestras obras maestras que más tarde se celebraría en Ginebra. Una vez que tomó posesión de su cargo, el 19 de abril por la tarde, comenzó a hacerse la separación del Tesoro. Los cuadros y objetos que no iban a figurar en la Exposición, entre ellos la imagen de Jesús, se trasladaron desde el Palacio de la Sociedad de Naciones a un amplio local, des– tinado a exposición de automóviles. Una grata noticia para los madrileños En medio de sus muchos trabajos y ocupa– ciones, el señor Arpe encuentra tiempo para escribir al Obispo de Madrid-Alcalá y comu-
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