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Hallazgo de la imagen Mediados de febrero de 1937 . El batallón de «Margarita Nelken» se había alojado en el convento e iglesia de Jesús . Al escasear el combustible, los soldados recorrieron todos los rincones buscando algún tablón. Intenta– ron quemar bancos de la iglesia, pero don José Escudero, capitán del batallón, se lo im– pidió. Bajó con ellos al sótano. Allí encontra– ron varias tablas, y al final dieron con un tablero de una puerta vieja, cubierto de escombro. Al levantarlo, apareció la caja de roble. Se hicieron toda clase de cábalas. El capitán pensó que se trataba de la imagen de Jesús. Mandó desalojar inmediatamente la cripta y la cerró con llave. En seguida comunicó el hallazgo al jefe del batallón, Juan Manuel Oliva. Eran las diez de la mañana, aproximadamente. El jefe, entera– do del asunto, vino por la tarde. Y a eso de las cuatro, procedieron a la apertura de la caja en el mismo sótano. Una vez identificada la imagen, comunicaron también el hallazgo a la: llamada Junta de Defensa de Madrid, al general Miaja y a Margarita Nelken, perso– naje cuyo mando era grande en el batallón que llevaba su nombre. Entre una y dos de la madrugada del día siguiente, se procedió al traslado de la imagen desde la cripta a la sala pequeña, que en otro tiempo sirvió para reu– niones de la Esclavitud. Ya en la sala la des– pojaron de sus vestiduras para secarla bien; estaba empapada de humedad, principalmen– te los hombros, donde ya se notaba algún desperfecto en la pintura. No todos opinaban de la misma manera con respecto al destino de la efigie. El jefe del batallón deseaba conservarla en el convento. Alguien que formaba parte de la Junta de Defensa pidió que se la entregaran para cus– todiarla. Margarita Nelken pretendía trasla– darla a las Vascongadas, territorio sometido entonces a dominación republicana. Con ello intentaba testimoniar al País Vasco la religio– sidad de la zona central. Transcurridos seis días, miembros de la Junta y del Tesoro Artístico se personaron en 30 la iglesia para hacerse cargo de la imagen. Se levantó acta de la entrega, firmándola Mar– garita Nelken y los señores encargados por la Junta y el Tesoro Artístico. Se embaló cuida– dosamente, con la corona y la cabellera, pri– mero en sábanas, y después en mantas. Un camión pasó hasta el interior de la iglesia y en él se colocó la imagen. Así salió N.P. Jesús, nuevamente cautivo, de su iglesia en la que había recibido tantas muestras de amor del pueblo de Madrid. Comenzaba su sexto via– je3º. N.P. Jesús, en Levante, Cataluña y Francia Desde Madrid fue trasladada la imagen a Valencia. Lo sucedido desde este momento a N.P. Jesús nos lo relata Manuel Arpe y Reta– mino en su libro inédito mecanografiado Notas sobre lo ocurrido al Tesoro Artístico Nacional durante nuestra guerra... 1936-1939, Madrid, s.a., Archivo conventual Jesús de Medinaceli, carpeta 2/E/2. Los cuadros, las imágenes, los objetos de arte que llegaban a Valencia se guardaban en tres lugares distintos, a saber: Torres de Serranos, Iglesia-Colegio del Patriarca y un banco. La imagen de Jesús iría a la iglesia del Patriarca. En Valencia permanece el Tesoro Artístico hasta marzo de 1938. Ante el avance de las tropas nacionales, «una tarde, a última hora, se da orden de trasladar las obras de arte a Cataluña». La caravana se componía de ocho camiones. Pasamos por Tarragona a las 2,30 de la madrugada; a las seis de la mañana llegábamos a Barcelona por las afue– ras de la capital; proseguimos viaje a Badalo– na; recorrimos los pueblos de la costa... A las 12,30 del día llegamos a Figueras (Gerona), atravesándola y penetrando los camiones en los fosos del Castillo. Se descargaron las cajas; pero por poco tiempo. Dos meses más tarde, en mayo de 1938, son nuevamente tras– ladadas; ahora al Castillo de Perelada, a cua– tro kilómetros de Figueras. Allí permanecen hasta el 3 de febrero de 1939. Las tropas nacionales toman Barcelona y, ante el peligro inminente, la Junta del Interior de la iglesia: Nave central y presbiterio. ►

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