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que se fueron al convento del Beato Orozco, en la calle de Gaya. Finalmente, las Carmelitas de Santa Ana, expulsadas del convento que tenían en lo que hoy es Plaza de Santa Ana y después de reco– rrer varios conventos, vinieron también a vivir al convento de Jesús. Permanecieron en él desde el 10 de mayo de 1887 hasta 1889, en que se trasladaron al convento propio en la calle Torrijas. «En mayo de 1890, dice Fr. Leoncio María, por temor a temibles hundimientos hubo necesidad de derribar la iglesia de San Anto– nio del Prado, y fue entonces cuando los ilus– tres y clarísimos Patronos los Duques de Medinaceli, en conformidad con los deseos del Señor Obispo de Madrid, pensaron en poner al frente y servicio de la iglesia de Jesús Nazareno a los Padres Capuchinos, como se efectuó en julio de 1895» 23 • NUEVO ENCUENTRO DE LOS CAPUCHINOS CON LA IMAGEN DE JESÚS La fecha del ocho de junio de 1895 marca un hito gozoso en la historia de los Capuchi– nos de Castilla. Ese día, doña Casilda Sala– bert y Arteaga, en nombre de su hijo, menor de edad, Excmo. Sr. D. Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, Duque de Medinace– li, entregaba la Capilla de Jesús a los Padres Capuchinos. Fue nombrado primer Rector el P. Joaquín M.ª de Llevaneras. La Comuni– dad tomó posesión de dicha capilla y de las dependencias contiguas el día 7 de julio. Así tuvo lugar el segundo encuentro de los Capuchinos con la imagen de N.P. Jesús. El 30 de abril de 1681 los moros se la arrebata– ban violentamente al conquistar la Plaza de Mámora. Después de más de doscientos años emprendían de nuevo la tarea de promover su devoción y culto. Los frutos no se hicieron esperar; al poco tiempo la capilla de Jesús «resultaba ser una de las más concurridas de la Corte». Ante esta realidad, y dado lo reducido de la capilla, los religiosos pensaron en seguida 20 en levantar una iglesia de grandes proporcio– nes, capaz para el numeroso público que aumentaba constantemente. Se comenzó construyendo el convento actual, absoluta– mente necesario para la morada de los reli– giosos; se inauguró el 2 de agosto de 1920. Los pisos primero y segundo se acondiciona– ron y se destinaron a Capilla de Jesús, hasta que se levantara la amplia iglesia, que estaba en proyecto. Esta capilla provisional se inau– guraba el 25 de septiembre de 1922. Era un rectángulo de treinta y tres metros de largo por siete de ancho. En el altar mayor se co– locó la imagen de Jesús, en artística hornaci– na en forma de camarín, «con la debida pro– porción», para que los fieles subieran a ado– rarla según la tradicional costumbre 24 • Derribo de la primitiva capilla de Jesús A finales de octubre de 1922, comienza el derribo de la antigua y venerable capilla. «Todo fue ejecutado, dice el cronista, por los Hermanos de la Provincia. La vista de los Hermanos por los tejados y las paredes causó general admiración a la gente de Madrid, que al pasar por las calles próximas se paraba a contemplar la obra» 25 . La capilla que ahora era derribada había sido inaugurada en 1689. Los Duques de Medinaceli Juan Francisco de la Cerda y Catalina de Aragón y Sandoval, el 2 de octu– bre de 1686, concedieron de limosna al con– vento de Trinitarios, «un sitio de cuarenta y cuatro pies de longitud y doce pies de latitud para hacer y labrar en dicho sitio una capilla a la milagrosa imagen de Jesús Nazareno del Rescate» 26 • Pronto resultó insuficiente para acoger al numeroso público que allí acudía a venerar la sagrada imagen, y el 24 de sep– tiembre de 1716 nuevamente el Duque de Medinaceli, ahora Nicolás de Córdoba y la Cerda, hace nueva donación de «un sitio de treinta y un pies de ancho y ochenta y siete de largo, para que en él puedan proseguir y engrandecer la capilla de Jesús Nazareno» 27 . Este templo, más o menos reformado, es el que llega hasta 1922. El P. Santibáñez nos lo

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