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de marzo de 1836. Se la coloca en uno de los altares de preferencia, «cual lo es el colateral derecho de dicha parroquia». «En ninguna otra iglesia de las de esta Cor– te, escribe el párroco de San Sebastián, pue– de recibir esta imagen tanto culto, ni con menos dispendio de la Congregacón como en esta de San Sebastián, pues aéemás de estar céntrica, permanece abierta desde que amanece hasta dos horas después de anoche– cido. No sucede esto en la antigua :glesia de los Trinitarios, pues a las ocho de le. mañana ya está cerrada; así los señores de lc. Esclavi– tud no pueden concurrir, pues al ser la mayor parte de los congregantes empleados, les resulta difícil asistir a dichas horas. Además, dicha iglesia, al estar situada en uno de los extremos de la población, no puede menos de retraer a los demás fieles de visitar a la santa imagen». En la parroquia de San Sebastián permane– ce N.P. Jesús Rescatado durante diez años largos, recibiendo, como siempre, el culto y devoción de numeroso público. A finales de diciembre de 1845, el Duque de Medinaceli, apoyado por las religiosas Concepcionistas del Caballero de Gracia, que ahora habitan en el antiguo convento Trinitario y por varios vecinos del barrio, solicita al ministro de Gra– cia y Justicia el que se devuelva la imagen a su antigua capilla. A dicha peticiór se opo– nen enérgicamente el párroco de San Sebas– tián y sobre todo la Esclavitud, para la cual la traslación «no presenta ventaja de ninguna especie a los fieles ni a la Esclavitud, y a la inversa perjuicios». Al final intervie:1e direc– tamente la Reina Gobernadora y dirime el contencioso, ordenando que se verifique el traslado, el cual tiene lugar el 18 de abril de 1846, a las 7 de la mañana, siendo trasladada la efigie de la parroquia de San Sebastián a la capilla de Jesús, con acompañamiento de Preste, clero y multitud de fieles. Para que tocos los madrileños puedan seguir visitando a su Cristo, en «la Concor– dia» que suscriben el Duque y las religiosas del Caballero de Gracia, se acuerda: «Aten– diendo a la mucha piedad y especial devo– ción del pueblo de Madrid a la sagnda ima- gen de Jesús Nazareno, estará abierta la capi– lla los días de trabajo por la mañana hasta las once, y los festivos hasta las doce; y por la tarde, desde las tres hasta el anochecer o toque de oraciones». Se crea también el car– go de capellán de Jesús: Un sacerdote cuyo cometido será «el cuidado exclusivo de la sagrada imager de Jesús, y lo perteneciente a su culto» 19 . COMUNIDADES DE RELIGIOSAS EN EL CONVENTO DE JESÚS Leyendo las crónicas de este tiempo se percibe en seguida, que es en esta época, de 1846 a 1895, cuando decae más el culto al Nazareno. La exclaustración de los religiosos ha influido negativamente en la piedad del pueblo español. Las relaciones de los sacer– dotes seculares que regían la capilla con la Real Esclavitud eran bastante tensas. Las Comunidades de religiosas que habitaron el convento, al ser de clausura, tampoco podían hacer mucho en la propagación del culto. Todo esto trajo como consecuencia que las personas que subían a adorar a Jesús los vier– nes «apenas si Legaban a cien». El 26 de marzo de 1845, el Estado y el Duque de Medinaceli llegan a un convenio en la repartición del ex-convento de Jesús 2 º. El Duque se queda con el convento, la capilla y parte de la huerta. Deseando servir con ello a las órdenes religiosas, lo pone en primer lugar a disposición de las Concepcionistas del Caballero de Gracia 11 • Aquí estuvieron desde noviembre de : 845 a 1851. El Martes Santo, por la mañana, se hundió parte del tejado del convento, cayendo sobre el coro, que tam– bién se vino abajo. El rey consorte, don Fran– cisco de Asís, les compró el palacio de Osu– na, en la calle de Leganitos, y allí se trasladó la comunidad en mayo de 1851 . A finales de diciembre de este año, vinie– ron a habitar el vetusto convento las Religio– sas Agustinas, expulsadas de su convento lla– mado de «las Magdalenas» 22 • Vivieron en éste de Jesús hasta el 22 de enero de 1887, en 19

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