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de la peste, que ya había picado en muchos pueblos de la Andalucía; pero, como si el dicho mozo llevara salvoconducto y total seguridad, entró por las puertas de la ciudad, entre las once y las doce horas del día, con tres caballos cargados con aquellos cajones tan grandes. Pasó por medio de los guardas y llegó al convento sin que nadie le hablase palabra, ni le impidiese el paso. Sabiendo en el convento lo que había sucedido, se atri– buyó a milagro. Eso mismo le parecerá a cualquiera que tenga cierta ciencia de lo que pasa en las puertas de Sevilla, y más en tiem– po de peste, en que son guardadas por perso– nas de toda confianza y solvencia. Pero quien cegó al alcalde de Tetuán para que las dejase pasar para Ceuta, no es mucho cegase a los. guardas de Sevilla para que las dejasen entrar· sin registro, ni hablar palabra» 16 • El «todo Madrid» recibe a Jesús De Sevilla fueron traídas las imágenes a Madrid, al convento de Trinitarios Descal– zos, con el fin de desagraviarlas de tantas injurias como habían recibido en tierras afri– canas. Llegaron a la capital del Reino en la segunda quincena de agosto de 1682; «proba– blemente el día 21 ». «Al punto de llegar las imágenes, el P. General de los Trinitarios, Fr. Antonio de la Concepción, dispuso solemnes fiestas para su desagravio. Se adornó la iglesia con ricas colgaduras, toda coronada de plata por la cornisa y suntuosísi– mo altar, cuyo remate llegaba al arco toral, vestido de ricas sedas y adornado con varie– dad de ramos, jarros y fuentes de plata. En lo más superior del altar, se colocó la imagen de Jesús Nazareno y las demás imágenes se pusieron repartidas con orden y proporción por el altar». «Dispusieron tres días de solemnes fiestas, con misa, sermón y música, todo el día con el Santísimo manifiesto. El primer día se hizo procesión general con las santas imágenes puestas en andas y llevadas en hombros de sacerdotes. Asistieron a esta procesión la cle– recía de las parroquias de Madrid con el 14 Iltmo. Vicario que la presidía, y la coronada Villa con la grandeza que acostumbra». «Por medio de pregón público, se mandó que todas las calles, por donde había de pasar la procesión, se limpiasen y adornasen. Llegó la procesión a la plaza de Palacio, donde esta– ban los Reyes en público, asistidos de la pri– mera Grandeza de España. Al volver la pro– cesión a casa, lo hizo por la plaza Mayor, donde estaba el mayor concurso de fieles. Concurrieron a esta función no sólo los veci.., nos de Madrid, sino también infinita gente de su comarca, de tal manera que decían muchos era mayor aquel concurso que el que hubo en la entrada de la Reina nuestra seño– ra». «Causó gran piedad en los ánimos de todos el ver las santas imágenes rescatadas y espe– cialmente la de Jesús Nazareno, que es devotísima e iba la última debajo del palio; infundía tanta devoción esta santa imagen que era rara la persona que al verla no pro– rrumpía en lágrimas. Pagó su Majestad tanta devoción, haciendo algunos prodigios mila– grosos con algunos enfermos en el decurso de la procesión, la cual finalizó en el convento donde fue recibida con repique de campanas, clarines y tambores, y encendidas todas las luces del altar. Continuáronse los tres días de fiestas con tres elegantes oradores, los cuales movían a lágrimas de devoción y compasión al numeroso público que asistía, hablando y representando la trágica historia y cautiverio de las dichas santas imágenes. A estos actos asistió la Villa y su Cabildo». «Concluidos estos solemnísimos cultos, se repartieron las imágenes entre la familia real, los grandes de España y otras personas que las habían pedido. La sagrada imagen de San Miguel, patrón de Mámora, se dio al rey Car– los 11; la estimó tanto que le hacía fiesta anual en su capilla de Palacio. El diablo que antes tenía a los pies no se redimió, conociendo hasta los mismos bárbaros que para aquella bestia no hay redención. A la reina María Luisa de Borbón, se entregó una imagen de nuestra Señora del Rosario; y la del glorioso San José fue dedicada a la reina madre, Mariana de Austria. Otras imágenes se die-
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