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Jesús Nazareno. Detalle. Manos que bendijeron, ligadas por el grueso cordón. gen. Rosaura, dama del rey Muley, converti– da secretamente al cristianismo, manda que se traiga una balanza y se ponga la imagen en un platillo y el dinero en otro, y «todo aquello que pesare / ha de ser su justa paga». La pesan y «en treinta reales, señora,/ ha queda– do la balanza». Ante tal milagro, Rosaura les entrega la imagen sin aceptar nada «porque a vista de tal portento / de balde habéis de lle– varla». La alusión a las treinta monedas de plata que Judas recibió por la venta de Cristo es patente. Esta leyenda la han reproducido casi todos los autores, cambiando o añadiendo según lo que su imaginación les dictaba. Algunos nos hablan de varias balanzas, creyendo que las anteriores eran defectuosas; repitiéndose siempre el mismo prodigio. Posteriormente, 10 se han añadido nuevos detalles milagrosos, a cual más fantástico. Indignados los infieles - dicen- al ver que no podían recibir nada de la venta de la imagen, la arrojaron a una hoguera, de la que salió indemne. Luego, la encerraron en un calabozo, pero muy pronto se declaró una epidemia de tal magnitud que aterró a los musulmanes, los cuales, inter– pretándolo como un castigo, decidieron devolver la imagen a los españoles. Quizá el origen de esta leyenda esté en las palabras que dice el autor de la «Segunda re– lación verdadera... »: por un grave contra– tiempo ocurrido al final de esta redención, «el alcalde de Tetuán le dijo al rey Muley Ismael que las imágenes habían sido dadas en muy bajo precio, siendo alhajas de mucha estima para los cristianos... ; y que si fuera hoy
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