BCCCAP00000000000000000001379

dar abajo, haciendo burla y escarnio del retrato hermoso y del original divino» 11 . «Se hallaba en esta ocasión en dicha ciu– dad Fr. Pedro de los Angeles, religioso trini– tario descalzo y ur.o de los que residían conti– nuamente en aquellas partes para alivio y consuelo de los cautivos cristianos. Viendo las imágenes sagradas tan maltratadas, con lágrimas de dolor llegó al Rey moro, ofre– ciéndose a rescatarlas por dinero, fiado en la Providencia divina. Con esta promesa, el Rey le permitió que recogiese las imágenes y las guardase, pero con apercibimiento y amena– za que, si no cumplía su promesa, le habían de quemar vivo. A todo se obligó el religioso, considerando en eso su mayor fortuna». Mientras estas cosas se trataban en África, los Trinitarios de España dieron cuenta de lo que pasaba al P. General, y, aunque se dis– ponía ya la redención, «con estas noticias tomaron alas para volar los que antes corrían». Se juntaron rápidamente en Sevilla el caudal y los Trinitarios encargados de hacer la redención. Luego, el P. Andrés de San José, residente en Ceuta, vino a España y en las ciudades de Andalucía «no sin trabajo, juntó a los moros que se habían pactado con el Rey y, volviendo con ellos, se entregaron allanando los pasos para proseguir la reden– ción, en la cual obraba la mano poderosa de Dios» 12 . Jesús Nazareno en Tetuán y Ceuta Entregadas las imágenes a los Trinitarios, «fueron trasladadas de Mequinez a Tetuán, distante setenta leguas de camino. Iban en seis cajones grandes, de a dos varas de largo. Cada cajón era transportado por cuatro moros, agarrándolo por las esquinas y aunque la postura era para andar poco y despacio, sin embargo, anduvieron tan ligeros, que, según lo poco que tardaron en llegar a Tetuán, parecía que no p:saban la tierra, sino que volaban. Entraron en la ciudad a finales de diciembre de 1681. El alcalde de Tetuán, sin orden de su Rey por escrito, circunstancia que era precisa según la costumbre y estilo, en vez de detenerlas les dio paso franco para que las llevaran a Ceuta, cayendo en la cuen– ta de su yerro cuando ya no tenía remedio. Descuido que pudo costarle caro, de no andar Dios de por medio. Acompañó a las imágenes en este trayecto el hermano Fray Francisco, llegando con ellas a Ceuta el día 1 de enero de 1682,>. «La llegada de las imágenes causó en toda aquella ciudad gran júbilo y alegría. Salieron a la puerta de las murallas para recibirlas los caballeros y soldados de la Plaza, y tomándo– las sobre sus hombros, acompañados de toda la ciudad, las llevaron al convento de los Tri– nitarios, donde se cantó con toda solemnidad el'Te Deum', en acción de gracias por tan singular beneficio. Los Religiosos entregaron el rescate de las santas imágenes, y juntamen– te con él enviaron al Rey un presente de ricas telas de oro» 13 . Leyenda de las monedas de plata ¿Cuánto pagaron exactamente los Padres Trinitarios por e: rescate de las imágenes, y en concreto, por la de N.P. Jesús Nazareno'? Se desconoce, al no haberse encontrado todavía el manuscrito de la redención deci– mocuarta. Según la documentación hoy conocida, se dio una suma de dinero com– prando cada imagen por su justo valor. Esto nos dice la historia. La tradición según la cual Jesús Nazareno fue rescatado al precio de su peso en oro o plata, la consideramos leyenda tardía. Por supuesto, no se halla en ninguno de los auto– res contemporáneos de esta redención, tan meticulosos en narrarnos todos los hechos prodigiosos que ocurrieron en ella, ni en los escritores de principios del siglo XVIII. Que nosotros sepamos, aparece por primera vez en la comedia manuscrita titulada: «El Redentor redimido. Jesús Nazareno rescata– do del poder de los moros... », del religioso tri– nitario Juan de Jesús María. Es una obra en verso, compuesta en Baeza, en 1776, casi un siglo después de realizada la redención. (BN, Ms. 16 057). Este es el resumen: Los religiosos ofrecen a Rosaura cinco mil pesos de plata por la ima- 9

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz