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I EL PASADO DE MADRID U na aldea junto al río Manzanares Los hombres de la antigüedad fueron asentándose poco a poco en las riberas de los ríos, donde encontraban el agua, la pesca, la caza y el arbolado necesario para subsistir. Hace miles de años un grupo de estos hom– bres construyó sus chozas de caña junto a un arroyo más o menos caudaloso que descen– día de la alta montaña del Guadarrama. Más tarde recibiría el nombre de río Manzana– res. Para defenderse de otras tribus guerre– ras, pensaron promo en una fortificación, si– tuada en un montículo, rodeada de fosos y trampas disimuladas en el suelo. Sería el ori– gen del futuro castillo o alcázar madrileño. Durante la dominación romana de la Pe– nínsula (218 a. de C . a 454 d. de C .) no apa– rece en la historia el nombre de Madrid. Aquella pequeña aldea que con el tiempo re– cibiría los nombres de Majrit, Mayoritum, Magerit, Madritum, Matrit, Madrid .. . veía pasar las legiones en una y otra dirección a la conquista de urbes más importantes. En el año 285, los romanos dividen la Pe– nínsula en tres regiones: Tarraconense, Bé– tica y Lusitania, cuyas capitales o cabeceras son Tarragona, Mérida y Braga. Y admiten tres categorías de poblaciones. En ninguna de las tres se halla Madrid, lo que ratifica la escasa importancia del poblado existente junto al Manzanares aún en el siglo III. Los visigodos atraviesan los Pirineos el año 454, a las órdenes de Tcodorico . Las luchas con las legiones son constantes. Estas buscan el apoyo de los pueblos autóctonos. Al final, los visigodos se imponen; expulsan a los ro– manos, y se hacen dueños de la Península. En el 566 Atanagildo establece la capitalidad de los visigodos en Toledo, y con Lcovigildo llega a su máximo esplendor. Con Recaredo triunfa el catolicismo. El nombre de Madrid no aparece en la España visigoda . El jefe moro Tarik, procedente de África, pasa el estrecho el 28 de abril del 711. Co- 4 l. Río Manzanares, en cuyo valle se asentaron los ► hombres del Paleolítico.