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1· , r ) ¿Quién fue este pastor? Co_ncluida la ba– talla, Alfonso VIII regresó a Toledo donde se celebraron solemnes funciones religiosas para dar gracias a Dios por la victoria obte– nida. Ya de ca□ino para su residencia de Burgos, se detuvo en Madrid. Sintió gran– des deseos de venerar el cuerpo de San Isi– dro, recientemente trasladado a la parroquia .de San Andrés y a quien se atribuían mu– chos milagros, Al levantar la caja y contem– plar el cuerpo incorrupto quedó sorprendido y exclamó: «Este es el pastor que me mostró el camino cuando alcancé la victoria de Las Navas de Tolosa». Entre los 438 milagros admitidos por la Santa Sede para la canonización de San Isi– dro, se encuentra este de Las Navas. Lama– yoría de los testigos citados a declarar testi– fican, sin duda ninguna, que el dicho pastor fue San Isidro, y se basan para su afirma– ción en documentos conocidos por ellos, o en la autoridad de otras personas que conocían la existencia de dichos documentos. Citaré solamente la respuesta n. 0 364 del proceso n. 0 3.194, dada por el testigo cuali– ficado Alfonso de Villegas, teólogo, capellán beneficiado de San Marcos, natural de To– ledo. Dice entre otras cosas: «... reinando D . Fernando el Santo en el reino de Castilla y León, que fue nieto del mismo D. Alfonso de La_s Navas, movido devotamente por el arzobispo de Toledo don Rodrigo, reedificó la santa Iglesia de esta ciudad de Toledo como aparece por las lecciones de su dedica~ ción, que se celebró el día 25 de octubre. Es– tando bien informado el rey D. Fernando que Isidro de Madrid fue el pastor que ha– bía auxiliado al rey D. Alfonso en la batalla de Las Navas, mandó que se hiciera entre otras imágenes, una en piedra blanca de la estatura de un hombre que colocó en el coro mayor, mirando al evangelio, bajo una co– lumna cerca de las sepulturas de este rey y otros. Y al presente allí se ven, de las cua– les, una es la del rey don Alfonso, y la otra de Isidro a manera de pastor, semejante a otra que hay en la Villa de Madrid». En el siglo XVIII se suscita una viva polé– mica sobre quién fue el pastor de Las Na– vas. Manuel Rosell Viciano, canónigo de la Real Iglesia de San Isidro de Madrid, sigue la línea de identificar al pastor con San Isi– dro, aportando multitud de argumentos. Le contradicen el Marqués de Mondéjar y Juan Antonio Pellicer, con otra clase de argumen– taciones. Como en otros tantos detalles de la vida de nuestro santo, si la historia no pue– de aportar datos definitivos, sí los aporta la tradición, tan decisiva po_r otra parte a la hora de conocer acontecimientos del pa– sado 20 • 45

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