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quien se lo explique a José. Un ángel será el encargado de hacerlo. Según la tradición de la Iglesia, Ma=-ía per– maneció también virgen después del parto. En diversos pasajes de la Biblia se habla de "hermanos/as de Jesús" ; pero sabem:::>s •1ue es en sentido amplio: es decir, familiareE en mayor o menor grado. En ningún sitio se ha– bla de "hijos de María", que sería el argumen– to concluyente contra su virginidad. Este matrimonio "en blanco" de José y María, no lleva consigo una rebaja en el amor matrimonial. Al contrario, con frecuencia el amor crece, madura en estos casos, y la ter– nura se vuelve más profunda. Así lo afiroan matrimonios que, por diversas circunstancias, han prescindido de la entrega sexual. Esto no ha sido obstáculo para su completa real:za– ción como pareja. Mateo 1-2 y Lucas 1-2 colocaron el naci– miento virginal en el centro de sus respecti– vos evangelios de la infancia. Al investigar sobre los orígenes humanos de Jesús (Lucas en Jerusalén, Mateo quizás en Nazaret) se quedaron sorprendidos al comprobar o_ue José no era el padre biológico de Jesús. Esto les hizo desmontar su proyecto de pro:Jar que Jesús era el Mesías por ser "hijo de David" por la línea de José. Descubrieron que Jesús presentaba el marchamo de ser el Mesías no tanto por ser "hijo de Davd", cuanto por ser "hijo de Dios". Tanto para judíos como para paganoE la afirmación de una concepción virginal resul– taba algo inconcebible. Los Evangelios, a con– tracorriente de estas opiniones, anuncian con rotundidad esta verdad. San Agustín resu:.-ne en una máxima bellísima el pensar de _os Santos Padres: "Si un Dios tenía que nacer, 3Ó– lo podía nacer de una virgen; y si una virgen tenía que dar a luz, sólo podía dar a luz a un Dios". Virginidad no es, principalmente, au– sencia de hombre o mujer; sino presencia de Dios de quien se está enamorado. Texto evangélico: Mateo 1, 18-25. "La generación de Jesucristo fue de esta manera: La madre de 68 Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, :,.esultó que Ella esperaba un hi– jo, por oóra del Espíritu Santo. José, su espo– so, que €.ra bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había torr:ack: esta resolución, se le apareció en sueños ur, ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte c. María, tu mujer, porque la criatu– ra que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nom– breJesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. Tod'J esto sucedió para que se cum– pliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: }.1irad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre EnmanueI que significa Dios con nosotros. Cuando despertó José de su sueño, hizo como le babía ordenado el ángel del Señor y recibió en su casa a su esposa . No la conoció hasta que dio a luz a un hijo y le puso por nombreJ2sús" Nacimiento deJesús César Aug.JSto, emperador de Roma, qui– so saber ·Jil día el número de habitantes de su dilatado im?erio, y mandó hacer un cen– so. Palestna, por ser entonces una provbcia de Roma , quedó incluida en la orden. Cada persona ru-vo ~ue ir al lugar de su nacimiento para emp2.dronarse. José y María subieron desde Nazare~ a la ciudad de Belén, "por ser de la casa v familia de David" . Unos 120 kiló– metros de cam:.no. LlegadJS a Belén no encontraron casa pa– ra hospedarse, pues el censo había reunido a una gran :.-nulti"lld de gente. Se refugiaron en un establo y aJí en el corazón de la noche, en esa noche que desde niños aprendimos a llamar Bi,ena, nació el Hijo de Dios. María recogió a su H~jo con infinito amor, lo envol– vió en los pañales que traía preparados, y lo recostó en un pesebre. ¿Os imagináis el pri– mer beso de María? Todos nosotros, de alguna manera, pode– mos y debemos ser también madres de Jesús. Por medie del amor el alma concibe a Cristo.

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