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parecen de una misma pieza, sin que haya escultura elegante que los imite, ni perspicaz ingenio que los distinga". Esta talla que, por sus características, pare– ce datar del siglo XVI, es la más antigua que se conserva de la Virgen de la Almudena. En el librito Arte religioso en Madrid, Madrid 1982, nº 1, publicado por la Academia San Dámaso, al describir el contenido de la cate– dral de San Isidro, dice "En el hastial del cru– cero del lado de la Epístola, destaca la ima– gen de la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid y titular de la nueva Catedral, en ma– dera tallada en relación con el Maestro Diego Copín de Toledo" (siglo XVI). Tuvo que exis– tir, por tanto, una o varias efigies anteriores; desconocemos la época y el estilo de las mis– mas. Hay un dibujo de la Virgen de la Almudena del siglo XIII que tampoco coinci– de con la imagen actual. En el Arca donde re– posaron los restos de San Isidro durante va– rios siglos, están pintadas dos vírgenes: la de Atocha, que es una reproducción fiel de la que tenemos en el día de hoy, y la de la Almudena con unas diferencias notables con nuestra talla. En efecto, la Almudena repre– sentada en el dibujo rnstiene una manzana roja en la mano, ofreciéndola al Niño que tie– ne en brazos y que está vestido. Además, en la pintura del Arca, la Virgen lleva un velo so– bre su cara, la túnica es verde y el manto, aunque deslucida su tonalidad por el paso del tiempo, se adivina de un amarillo claro. Pero hay más. En la ta]a que conserva– mos actualmente, la cabeza es un añadido de distinta época y factur~ que el resto del cuerpo. Así lo afirma Gerardo Mullé de la Cerda, un sacerdote que en el siglo XIX res– tauró la efigie. Dice él: "E carácter antiguo que conserva la cabeza, aun a través de las transformaciones por que ha pasado, y so– bre todo el color de la madera, que, siendo pino de Soria, ha tomado un color avellana tan oscuro, que habiendc hecho la viesen tres personas muy peritas en la materia, du– daron en un principio lo fuese, declarando después de maduro exa:nen que sólo el 26. Detalle de la imagen de Santa María de la Almudena. transcurso de muchísimos años podía haber– le impreso ese tinte especial que ahora tiene, son indicios de una antigüedad que es evi– dente no posee el cuerpo a que va unida, cuya madera, pino también, tanto en la parte del manto como en la que permite observar la rotura del dedo de un pie, descubre el co– lor claro y característico que distingue al gé– nero de los coníferos". A continuación, Mullé de la Cerda arreme– te contra la costumbre de vestir la imagen. Dice él: "Desde mediados del siglo XVII se venía cubriendo su talla ccn los llamados mantos, pero el actual prelado de la diócesis con aplauso de las personas piadosas e ilus– tradas, ha ordenado no vuelvan a ponérsele". En efecto, "el obispo D. Ciriaco Sancha tuvo el valor de quitar a la imagen las telas que la adornaban y, convenientemente restaurada, la exhibió a los fieles, presentándola en la 33

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