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das, la imagen con tanto anhelo buscada, la que fue al punto con regocijo de todos con– ducida al templo de Santa María". Esta leyenda tiene algunas variantes, y así Jerónimo de Quintana en su Historia de las Antigüedades y Grandezas de Madrid (libro 1, p. 61) dice que el muro vino a tierra durante la noche, sin causar daño a nadie, y que al ir a recomponerlo al día siguiente, se encontraron la sagrada efigie del modo referido. Lope de Vega (1562-1635) nos ha dejado una descripción bellísima de la leyenda en el Cántico III de su poema La Virgen de la Almudena. En el prólogo del poema, se ex– presa de este modo: Madrid, por tradición de sus mayores, busca su imagen con devota pena donde los africanos vencedores tenían de su trigo la almudena. El muro, produciendo varias flores por los resquicios de la tierra amena, con letras de colores parecía que les mostraba el nombre de María . A las voces y músicas dispares con que su antiguo solMadrid traslada, atónito el anciano Manzanares, alzó la frente de uvas coronada. Y con envidia de prcfundos mares la humildeplata al campo dilatada quiso besar el muro, y dio en la arena granos de abófar y oro a la Almudena. Es posible que esta leyenda esté reflejan– do un suceso verdadero. Decirnos esto por– que recientemente se ha descubierto en el subsuelo de la Cuesta de la Vega, a unos diez metros del lugar en el ~ue la tradición sitúa la aparición milagrosa de la Virgen, una cripta de ladrillo, de estructura rectangular con tres naves divididas en dos cuerpos por pilastras, y en donde hasta el momento se han detecta– do tres niveles arqueológicos: uno del siglo XVIII, otro del XVII, y el más antiguo del si– glo IX. Se baraja la hipótesis de que ésta podría haber sido la cripta de la primitiva iglesia de Santa María, el lugar donde los cristianos pu- 22. Estampa de gusto barroco, de principios del siglo XVIII. Santiago y San Isidro aparecen a los pies de la Virgen. dieron esconder la imagen para evitar que los musulmanes la profanasen, destruyendo después la iglesia, con lo que el lugar habría quedado totalmente oculto. De esta cripta pudo haber sido recuperada la imagen des– pués de la reconquista, y la tradición oral, con el paso de los siglos, podría haber ido modificando el acontecimiento hasta trans– formarlo en la leyenda que hoy conocernos. Por lo demás, si la leyenda fuera tal corno nos la describen Vera Tassis, Lope de Vega . .. , es raro que tratándose de un hecho tan mila– groso no quedara constancia en los historia– dores de la época, sobre todo los que nos describen la vida de ese gran guerrero que fue Alfonso VI. Tampoco conoce esta leyen– da Juan Diácono, primer biógrafo de San Isidro en el siglo XIII. 29

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