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María en el gótico ( siglos XIII al XV) A mediados del siglo XII, en el tránsito del románico al gótico, se produjo la gran eclo– sión del culto a la Virgen. Una oleada de de– voción mariana inunda Europa; se asiste a un impulso de amor a la Virgen sin precedentes. San Norberto y San Bernardo, con sus Órde– nes religiosas contribuyen a ello. Más tarde serán Santo Domingo, con el rosario, y San Francisco con su nueva intuición de la vida cristiana. En la espiritualidad religiosa medie– val, María es punto de referencia importante. Esta efusión devocional a María tiene un eco inmediato en el arte. A la Virgen se le de– dican grandes iglesias, y sobre todo, las cate– drales: León, Burgos, Sevilla, Toledo ... En las portadas su efigie sustituye con frecuencia a la de su Hijo. La Virgen apc.rece como patro– na de estos templos catedralicios; especial– mente bajo el misterio de la Asunción. En la catedral de León, la Virgen Blanca sirve de parteluz en la puerta principal del templo. Es de rara perfección natural. De una belleza física que casi parece estar dando en– trada a los cánones griegos del renacimiento. La Virgen, además de piadosa, es una bella mujer. Y los autores de aquella España que despertaba a los grandes misterios del arte de la piedra y la pintura la quisieron guapa y al estilo de las bellezas de la tierra. José Camón Aznar nos describe literaria– mente el proceso de evolución que experi– menta el arte mariano en esta época: "Se da en la evolución de la iconografía de la Virgen un proceso de reconquista incesante de los embelesos maternales de María: Desde el si– glo XI al XV, todo el curso de la imaginería mariana consiste en ir embelleciendo con atributos femeninos y maternales la imagen de la Virgen ab:umándola de gracia. En todos estos siglos hay una patética insistencia en desposeer a la Virgen de los atributos divinos inaccesibles, y en colocar, en cambio, en sus manos palomas, flores y ré.cimos que entre– tengan los juegos del Niño. Y se puede se– guir el curso de los estilos por el rictus de su 11. La Virgen Blanca en la portada principal de la Catedral de León. sonrisa, que llega a alcanzar en el siglo XIV esa exquisita mundanidad y esa íntima se– ducción que la alarga hasta las caricias de su Hijo". En el renacimiento ( mediados siglo XV y siglo XVI) Los artistas renacentistas consiguen sinteti– zar en sus deliciosas madonnas el ideal de madre cristiana .. henchida de amor maternal y de recatada y candorosa espiritualidad, y el de diosa pagana de deslumbradora y sensual belleza. Es la época en que se despierta en occidente vivo entusiasmo por el estudio de la antigüedad clásica y griega. El Concilio de Trento que terminó sus se– siones en 1563, influyó decisivamente en el desarrollo del arte católico. la Iglesia vuelve a tomar la dirección de las artes. Los temas iconográficos serán dictados a los artistas ge- 19

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