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11. MARÍA EN EL ARTE CRISTIANO Los Evangelios nos presentan a María uni– da inseparablemente con Jesús. En los pasajes de la Anunciación, Visitación, :'.'Jacimiento, Adoración de los pastores y magos, Presen– tación en el Templo, Huida a Egipto, Nazaret, Templo de Jemsalén con los doctores, Caná, Calvario ... ; por todos los caminos evan– gélicos encontramos a María junto a su Hijo. Y esta presencia inseparable continúa des– pués del período evangélico, en que vemos que los misterios de la Virgen son los miste– rios de Jesús, la gloria de Éste es la suya, y las vicisitudes históricas, tanto teológicas como li– túrgicas del Hijo, son las mismas de la Madre. Por todo ello, el conocimiento del miste– rio de Cristo nos ha de llevar necesariamente al conocimiento del misterio de la persona de María. Así lo afirma el papa Juan Pablo II: "Sólo en el misterio de Cristo se esclarece plenamente el misterio de María" (Madre del Redentor, 4). Y es así como lo ha expresado la fe de nuestro pueblo a través del lenguaje del arte. María, mujer sencilla, de la estirpe de David y de la tribu de Judá, que vivió la ma– yor parte de su existencia terrena en la hu– milde ciudad de Nazaret, y que estaba despo– sada con el artesano José, fue elegida desde la eternidad para ser la Madre del Hijo de Dios, del Dios hecho hombre. En esta elección y unión indisoluble de María con Cristo para ser Madre suya, está la razón última de toda su grandeza y de su ser– vicio. Como Cristo, también ella fue prefigu– rada y anunciada por los profetas; así como el Antiguo Testamento es como la prehistoria de Cristo, lo es también de María. En la Biblia encontramos personajes, pro~ecías y símbo– los que han siéo utilizados por los Santos Padres, por la liturgia de la Iglesia y por su magisterio para explicar diversos aspectos de la vida y santidad concreta de la Virgen María. En este mismo sentido, nos habla el Concilio Vaticano II cuando afirma: "Los li– bros del Antigco Testamento describen la historia de la salvación, en la cual se prepara, paso a paso, el advenimientc de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal co– mo son leídos en la Iglesia, y son entendidos bajo la luz de una ulterior y plena revelación, iluminan cada vez con mayor claridad, la fi– gura de la mejer Madre del Redentor" (Lumen Gentium, 55). Las fuentes de inspiración que ha tenido el arte para plasmar la figura de María en re– lación con el misterio de Cristo son, princi– palmente esos personajes, símbolos e imáge– nes de la Sagrada Biblia. También influyeron grandemente los evangelios apócrifos: el protoevangelio de Santiago y el Libro de la Natividad de María, donde se nos dan a co– nocer, entre otras muchas cosas, los nombres de sus padres Jcaquín y Ana, y escenas de la infancia de María. 15

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