BCCCAP00000000000000000001376

6. Apóstol Santiago en el parteluz del Pórtico de la Gloria , por el Maestro Mateo. que vivió la mayor parte de su Yida en Zaragoza, y que tan cuidadosamente recoge en sus obras cuantas noticias y tradicbnes de santos llegan a su conocimiento, incluso cuando son de poca importancia, no diga na– da de la estancia de Santiago en España y, so– bre todo, en Zaragoza. La historia de la región gallega es privile– giada en documentación, gracias, especial– mente, a la crisis del priscilianismo; se con– serva una serie casi ininterrumpida de docu– mentos de los siglos IV al VI. En concreto: Orosio, obispo de Braga, escribe a principios del siglo V una Historia universal que abarca desde los principios del mundo hasta su tiempo, y nada dice de Santiago. Hidacio, obispo de Aquae Flaviae, lugar cerc2.no a la 12 actual Compostela, escribe, apenas medio si– glo después de Orosio, una Crónica de Galicia, sin la mts mínima alusión a Santiago. San Mar:ín de Braga (m. 580) nada dice tam– poco en sus escritos. El oismo sile::icio sobre Santiago se obse:-– va en les vecinos escritores eclesiásticos ga– los, a pesar de que éstos muestran gran inte– rés por tales tra:::liciones. En el martirologb jeronioiano, en .:;u recensión gálica (año 595) se advierte preocupación por todo lo que se refiere a los Apóstcles. Sobre Santiago sola– mente se habla de su actividad en Jerusalén. Grego:-io de Tours (m. 594) nada dice, aun– que conoce bien los santuarios de España. Venancio Fortunato (m. hacia el 600) enume– ra las regiones de cada Apóstol. Designa a Palestina como la región de los des Santiagcs. Es más: e::1 su carta a San Martín de Braga, le hace mención de los varics Apóstoles que predicaron en diferentes re– giones, para concluir que en Galicia, en cam– bio, ha sido él -Martín- quien ha llevado la luz del Evangelio. Contra la predicación de Santiago en España hay también argumentos positivos, el más im¡::ortante un texto del papa Inocencio l. Este Papa escria.ó en el año 416 una carta a Decencb, obispo de Gubio, en la que, para fundar s:.i pretensión de imponer la uniformi– dad li:úrgica en todo Occidente, arguye: "¿Quién hay que no sepa que todos deben observar lo que consignó a la Iglesia romana Pedro, ¡:::ríncipe de los Apóstoles, y que hasta ahora se ha obf.ervado? Sobre todo, siendo evidente que en ItaJa, Galia, España, África, Sicilia e islas intermedias, nadie fundó igle– sias que no fuese sacerdote enviado por el vener2.bi.e Após~ol Pedro o por sus suceso– res". Y añade más: "Busquen en los libros y vean si son ca¡::aces de encontrar en est2.s provincias otro Apóstol que haya enseñado en ellas. Si no lo encuentran, que no lo van a encontrar, conviene que sigan lo que guarda la Iglesiz. romanz., de la cual no hay duda que todos ellos tuvie:-on origen". Taobién es s~gnificativo que San Julián de Toledo, primado de España desde el 680,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz