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P. Agustín de Comiera, que lo lle·1a– ría a cabo con eficacia y prontitcd. Conocido el paradero de la Imagen, el 2 de mayo de 1939, el Provincial de los Capuchinos se dirigía al Comi– sario General del Servicio de Recupera– ción Artístico. En su reclamación exponía con toda claridad "que hallin– dose en el Museo de Pintura del Pra:io el Cristo Yacente de Gregario Hemtn– dez, vulgarmente conocido con el nombre de Santísimo Cristo de El Pardo, y siendo de nuestra propiedad dicha obra artística y religiosa, como consta por la escritura de donación de S.M. Felipe III a nuestra co::nunidad de PP. Capuchinos de El Pardo, en cuyo templo ha permanecido expuesto a la veneración de los fieles hasta que el gobierno rojo se incautó, por la fuerza, de él, trasladándolo al Palacio Real de El Pardo, más tarde a San Francisco el Grande y, por último, al Museo del Prado, donde se halla en la actualidaj_ A V. S. SUPLICA que, por tratarse de una obra de nuestra posesión y de una imagen de culto tan popular y tan hondamente arraigado en toco Madrid, se digne dar las oportunas órdenes a fin de que, cuanto antes, nos sea devuelta y expuesta a la venen– ción pública de los fieles tan veneraca y devota efigie" < 71 ). Confirmada la exactitud los estos datos aducidos, en los primeros días de junio de 1939, era recuperada ~a venerada imagen, y pasa como su pri– mer destino a nuestro convento ée Jesús de Medinaceli donde ocu pari'a la capilla actualmente dedicada a la Sagrada Familia. Con esta moratoria se quería gana tiempo para que fuera adecentada su capilla que había quedado destruida. 62 Desde Jesús de Medinaceli a El Pardo. La despedida desde Jesús de Medina– celi revistió especial solemnidad, orga– nizándose cultos extraordinarios duran– te tres días, desde el cinco de octubre hasta el siete, ambos incluidos, con predicación mañana y tarde. El último día, a las cuatro de la tarde, se organi– zó la procesión de despedida que cons– taría de dos partes. En la primera, el pueblo de Madrid acompañaría a la Sagnda Imagen, que sería llevada a hombros desde la Iglesia de Medina– celi hasta la fuente de Neptuno. Aquí se daría la despedida oficial. Seguida– mente el Santo Cristo sería subido en un :::oche, preparado al efecto, para conéucirlo hasta El Pardo. El acompa– ñamiento no estaba programado, pero apenas se inició el recorrido se vio que "era escoltada por una caravana de coches en los que iba multitud de fieles que la siguieron por las calles de Madrid" < 71 )_ Ni el pueblo de El Pardo, ni nues– tros religiosos, querían quedar en peor lugar que los madrileños, y en conse– cuen:::1a prepararon también su recibi– miento. El P. Guardián, revestido con los ornamentos sagrados y acompañado de diácono y subdiácono, salieron, segui– dos de numeroso público, a recibir al Santo Cristo a un kilómetro de distan– cia del pueblo. Los niños llevaban palmas en las manos. "Al llegar el Cristo, se organizó la procesión hasta la iglesia del conven– to. Durante el trayecto estuvo escolta– da la Imagen por un piquete de solda– dos y la banda del Regimiento la reci– bió y la despidió a la entrada del pue-

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