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rido una castiza popularidad, y en la que se permitía a la madrileños libre acceso a los montes de El Pardo. En 1847 ''El Heraldo" daba a los madrileños la noticia de este evento; "mañana será la primera romería a los montes de El Pardo, permitiéndose a los aficiondos el que se harten de bellotas y traigan a Madrid algunas provisiones" (:'o)_ Francisco Pérez Mateos, describiendo el Madrid d~ 1850 relata con más lujo de detaLes esta Romería de San Eugenio: "Los montes y llanuras del Real Sitio éel Pardo, de ordinario solitarios y silenciosos, a los que alguna vez Levan ecos de vida las trompas de caza y los ladridos de las jaurías, ~ncuéntranse hoy llenos de animación y algazara. Por entre las encinas centenarias corre, salta y danza la gente; los unos meriendan en grupos, cerca del Manzanares, y las botas circukn de mano en mano, agotando la savia de sus entrañas; forman otros alegres corros, en los que suenan guitarras y otras músicas, y los mozos bailan; muchos trepan a las encinas o las zarandean para coger sus frutos. iQué extr::..ña invasión es esta! Es que la Iglesia celebra hoy la festividad de San Eugenio, en esta castiza fecha se ofrece alegría y regocijo a la buena ger..te en la -::ípica romería del Pardo. E~ Patrimonio permite recorrer las lomas y caña.das del Rea: Sitio, tan poblado de caza, y coger las bellotas, y centenares de madrileños se despla– z2,n para disfrutar la regia licencia. Muchos van a pasar solamente un día grato de caopo, si el tiempo es de bonanza, algunos visitan, si lograron permiso, el elegante palacete construido por Carlos 1, muchos llegan, en piadosa visita, hasta la capilla del Santísimo Cristo. Por cierto, que en los pasados días han vuelto los frailes al conven::o, y la bella y milagrosa imagen del yacen– te Cristo ha sido trasladada a su capilla, desde la del Retiro, donde ha estado a partir de la exclaustración. El traslado · se ha hecho solemnemente asistiendo el clero de la Real Capilla y coches de respeto . De media en media legua se habían colocado grupos de diez hom– bres para turnar en la conducción de las andas. He aquí de nuevo un triunfo de la piedad , que esta vez contaba con el alto patrocinio de los Reyes. Gracias a ella podemos admirar allí otra vez la sagrada imagen encerrada en su urna de cristal, ocupando el centro de la nueva capilla no terminada todavía ... " (61). Capuchinos con sotana, balandrán o capa negra. Este era el ambiente que se encon– traban los "Padres Capellanes" y en el que iban a desarrollar su misión. La vida de estos nuevos moradores no iba a ser muy larga, y pensamos que los Estatutos no fueron muy ajenos a esta circunstancia. Hemos visto lo que ordenaban en su primera parte en torno al culto, la segunda hacía referencia al personal y en ella se precisaba el número de capellanes : doce. Estos se veían o::>li– gadós a ''usar sotana, balandrán o capa negra con bonete lo más decente que se pueda, sin ser lujoso". Todos tenían obligación de residir en el convento y no podían ausentarse sin licencia del 51

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