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promover la devoción y culto desea– dos. Los Capuchinos "sirvientes de Cristo". El 12 de octubre comunicaba al Ma:-qués de Alcañices su real deseo: "verificada de nuestra Real Orden la traslación de la venerable Efigie del Santísimo Cristo del Pardo (vulgar– mente Hamaco), desde nuestra Real Iglesia del B-..1en Retiro a la que es igualmente r:-..1estra en el Real Sitio del Pardo y éeseando colocarla nueva– mente en la casa y templo que a princi– pios del siglo XVII fundaron mis augus– tos predeces::,res Felipe 111 y Felipe IV, de piadosa memoria, para convento de Capuchincs, hemos tenido a bien . mandar que al efecto de que se ejecu– ten con la actividad posible las obras de reparación del citado convento. Mas no satisfechos con esto los religiosos sentimientos de nuestro corazón y que– riendo perpetuar el culto y alentar lo posible el amor de los fieles al Señor en su venerada imagen, hemos resuelto reunir un nú::nero de sacerdotes labo– riosos y edificantes que, atendiendo exclusivamente a la asistencia del culto de dicho Señor, y celebrando en su presencia los Divinos Oficios al mismo tiempo que celebran el honor de Dios y contribuyen al pasto espiritual de nuestros am2.dos súbditos del citado Real Sitio según la mente de nuestro ab-.ielo Felipe III, al fundar el convento de Capuchinos del mismo, eleven sus sagradas manos al cielo para atraer las bendiciones del Padre de las Miseri– cordias sobre la Reina Doña Isabel, mi muy amada esposa, sobre mi, sobre mi Real Familia y sobre la Católica España, conforme en todo con la voluntad de los Augustos fundadores, queremos además que los capellanes y sirvientes de dicho santuario sean individuos del Sagrado Orden de Capuchinos" (ss) _ "Padres capellanes". El querer traer de nuevo a los Capu– chinos a su antiguo convento, aunque fuera con el apelativo de Capellanes de la Santa Imagen, llevaba consigo algunos problemas de tipo jurídico. Ko podemos olvidar que las Ordenes Religiosas seguían prohibidas en Es;,a– ña, y nuestra Orden Capuchina no era una excepción a esta regla . D. Francisco de Asís respeta el orden establecido, al mismo tiempo que impone su real voluntad, de que fueran estos religiosos los encargados del nuevo culto. ¿cómo podían com– paginarse ambos extremos? Se recurre a un simple cambio de nombre cor: la misma realidad de fondo . Los Capu– chinos que se van a hacer cargo de la Sagrada Imagen lo hacen con el nombre de PADRES CAPELLANES. Y para que no sólo en el nombre pareciera una entidad nueva, se la dotó de unas Estatutos a los que deberían atenerse los nuevos morado– res. Estos Estatutos estaban divididos en tres partes: culto, personal y admi– nistración, fiel reflejo de los Manuales conventuales de nuestras antiguas comunidades. En cuanto al culto, los Padres Cape– llanes deberían celebrar anualmente tres solemnes funciones, "una en obsequio y veneración de Nuestro Señor Jesucristo en su milagrosa y 49
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