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te, no perdonaron esfuerzo alguno para buscar material para su reconstrucción. Conocían por propia experiencia que los tiempos eran difíciles y que las obras solamente se realizarían si ellos desplegaban el máximo dinamismo y esfuerzo. El P. Fr. Angel de Jadraque, supe– rior en funciones, envía un memoriJ.l al Rey consiguiendo que el 14 de septiembre, precisamente día de la festividad de la Imagen, lograra una respuesta "para que puedan iabilitar la capilla en la cual estaba colocada la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo por si este Señor ayuda a estos pobres religiosos según sus máximas y cristianas intenciones o según más bien fuere de la acreditada caridad del Rey" (4o)_ Las obras debieron realizarse con cierta rapidez, pues el 15 de junio de 1815, estaban ya concluidas y lc.s autoridades competentes quisieron re– saltar con todo esplendor la vuelta del Santísimo Cristo a su capilla. Si el Cristo había tenido que salir de su morada de una manera furtiV2., ahora iba a contar con la presencia de nume– rosos devotos que encabezados pcr el mismo Rey querían emular su prime– ra venida. El Guarda Mayor de este Real Patrimonio, sería el encargado de hacer saber al "vecindario que S. M. ha tenido a bien señalar el 24 del presente para la traslación del Santí– simo Cristo a la capilla del convento de capuchinos a fin de que solemnicen aquel acto en cuanto les sea posible evitando todo motivo de desavenencia, importunidad y molestia a S. M. y que se dignen asistir a dicho acto 32 relig~oso, lo que espera merecer la aprooación" < 4 o). Un sermón de campanillas. Preparadas todas las cosas el 24 de junio de 1815, subía por segunda vez el empinado camino que con el paso del tiempo recibiría su nombre: "la cues-::a de El Cristo". Si el Patrimonio se preocupó de invitar a los vecinos para que dieran realce a tal acto, no menos se preocu– paron los religiosos que, al fin y al cabo, eran los más beneficiados. Como portavoz de éstos fue elegido, como ya hemos indicado, el P. Leoncio de Villaodriz, que en su sermón de bienve– nida hace una breve historia desde los orígenes de la Sagrada Imagen hasta el momento actual que se estaba viv:endo. Com~ara la primera venida con esta segunda en "donde la solemnidad presente se aventaja, aparece más gloriosa, que la que entonces nos refiere la historia" < 41 )_ Relata lo que él llama "milagro de la e cultación" al que ya hemos hech:::> referencia, y en párrafos altiso– nantes hace, sobre todo, hincapié en ª'.luellos pasajes en los que la vida del rey Fernando VII, presente en el acto, estaba ligada a esta Imagen y que se remontaban ya a sus años de infancia en tiempos de su abuelo Carlos 111. "¿Puedo menos en este día de acordarme de Vuestra Magestad que \rive, que Dios ha conservado sus preciosos días por las fervorosas oracio– nes je la nación entera? iAh !, cuán antiguo es su amor a la Real Persona de Vuestra Magestad ... , mi corazón se er:ternece con la memoria de lo que voy a decir. ¿Qué hará el ternísimo de ..

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