BCCCAP00000000000000000001375
V SIGLO XIX: PERSECUCIONES Y ROMERIAS Si al siglo XVIII, por lo que a la historia del Cristo se refiere, podemos calificarlo como el siglo de la tranqui– lidad, al siglo XIX tenemos que titular– lo el siglo de los cambios. La Imagen del Santo Cris::o reflejará esa amalgama de vicisitudes. Algo con todo, siguió igual. Con el cambio de siglo no sufrió alteración la devoción red y popular a esta venera– da efigie. Se inicia el siglo con el recuerdo de una fiesta, fruto de la promesa hecha a la bella imagen. Unos "señores de la Corte" no se nos especifican quiénes fueron, habían ofrecido una solemne función al Sar to Cristo si 12, paz reinaba en Europa. En 1802 se hacía este deseo realidad pero "no pudieron por varios acontecimientos y ocupaciones cumplir su promesa hasta el pas1do año de 1803, día 12 de julio. Tomada la venia de S. M. vinieron muchos señores con grande aparato y veinte rr.úsicos de la Cá:nara Real y Capilla Real. Previendo el ;::oncurso de gentes que con la noticia había de se brevenir, y considerada la estrechez é e la Capilla, se sacó de la urna la Sagrada Efigie y se colocó a un lado del altar mayor con mucha de-:encia y ornato, donde se celebró . la misa solemne con sermón al asunto de gracias ... todos quedaron contentos y el Señor bendito y glorificado" ( 33 )_ Del año s.guiente, 13 de junio de 1804, narran las crónicas la grata visita hecha al Santísimo Cristo por el Prínci– pe y la Princesa de Asturias. Ningu::10 había olvidado la salud conseguida por el Príncipe en 1788 . Hecha fervorcsa oración ante la Imagen, dialogaron después con todos los religiosos c-::>n gran sencillez y humanidad en ·1n ambiente de fraternidad franciscana. SU: ejemplo fue seguido días más ur– de por los Infantes Don Carlos y Don Francisco de Paula, quienes hecha la pertinente visita al Santo Cristo, "re– gistraron" después con su juvenil alegría varias oficinas conventuales "quedando muy satisfechos y conten– tos del agasajo y trato sencillo de los religiosos" ( 34 ). Primer libro sobre la Sagrada Imagen. Por fidelidad a 'las fechas, y conscien– tes de que hacemos un paréntesis en el relato histórico, hemos de recordar que en la primera década de este siglo aparece el primer libro sobre el Cristo. Los numerosos fieles que venían a admirar y venerar la Sagrada Imagen solicitaban, con frecuencia, algún apun– te histórico; el P. Fr. Angel de J a-dra– que, Guardián del convento por estas fechas, decidió escribir él mismo, una historia lo más completa posible. Sobre la Imagen existía una breve nota que el P. Mateo de Anguiano 27
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz