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De Madrid a El Pardo. Nos inclinamos más por las fe– chas que nos da el P. Anguiano, que toma sus notas de nuestros cro– nistas, y que precisa no sólo la fe– cha sino también el modo como se hizo la procesión : "para que se pusiese en un lugar público donde no sólo Su Magestad, sino todos los fieles la pudiesen adorar y visitar con frecuencia; mandó que se com– pusiese el altar de la Capilla y que estuviese todo dispuesto para el dia que señaló .. . Cerca de las dos de la tarde, se dispuso a traer la Sagra– da Imagen, en la forma dicha pero con t an numeroso aocmpañamiento de Grandes y Señores de la Familia Real, todos con hachas blancas encendidas y montados en sus caballos, que forma– ban una lucidísima procesión. Agregóse a este acompañamiento (y también con luzes) imnumerable pueblo de gente piadosa, que desde la plaza de Palacio vino siguiendo a la Sagrada Imagen, unos a caballo y otros a pie hasta que se la entregaron a los religio– sos , y ellos la colocaron en el Altar de la Capilla que ya estaba dispuesto" 0 3 ). Al salir del Palacio , el Rey, el Prínci– pe y la infanta María, los tres únic:::is ·componentes, en el momento, de la familia real española, (la reina había muerto cuatro años antes y la infanta Ana se había casado el año anteriJr con _Luis XIII de Francia), bajaron a despedirse de la Imagen orando ante ella, por última vez, en el Oratorio de Palacio . El clero, revestido, sacó la imagen para colocarla en lujosa carroza escoltada por nobles y Grandes de la Corte. Detrás de la carroza, el clero y la Capilla Real que de trecho en trecho 18 El Cristo de El Pardo. Detalle. Pies que el arte dejó definitivamente quietos. hacÍ2. oir su mus1ca . La comitiva se cerra::>a con el pueblo acompañante. Gcardas apostados en sitios estra– tégios, iban comunicando a los religio– sos el itinerario y el lugar en que se halla·Ja en cada momento. Estando ya cercana la Sagrada Imagen, la comuni– dad salió a esperarla a un kilómetro del Conven to. Al llegar a la iglesia, la Capilla Real y la Comunidad de Capu– chinos entonaron el Te Deum en acción de gracias con lo que quedó concluida la procesión. Al terminar tan magno aconteci– mien::o, el Rey "rebosaba alegría, cuando volviendo del Pardo los que habfan acompañado al Señor, le infor– maron de todo, y de la conmoción que había causado acto tan religioso y devoto en el numeroso concurso de gentes circunvecinas. Como esta imagen era la que más amaba, aunque la cedió a sus frailes, la tenía grabada en su corazón, no sufría su afecto estar mu– cho tiempo sin verla" < 14 )_

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