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48 ? ARTE PRIMERA Tenemos además laE! proposiciones condenadas por Pio IX en el Syllabus, proposicio:!..les 19 y 20 (1), León XIII, habla claraoente sobre el particular en su En– cíclica lmmortale Dei, cuando dice: « !taque Deus humani generis procurationem ínter duas potestates partitus est, scilicet eccle– siasticam et civilem, alteram quidem divinis, alteram humanis .rebus praepositam » (2). Demostrada la independencia de la Iglesia y su libertad respecto de la potestad civil, pasaremos a estudiar la conse– cuencia de esta libertad e independencia, reconocida en la se– gunda parte del artículo del Concordato que estudiamos, o sea, el ejercicio libre de toda su autoridad espiritual y jurisdicción eclesiástica, conformándos~ en todo a sus propias leyes. § 2. - Ejercicio libre de :a autoridad espiritual y jurisdicción eclesidstica de la Iglesia Católica. La Iglesia, como socieda.j perfecta, tiene derechos sin los cuales no puede subsistir como tal. Entre estos derechos está, como fundamento de su imperio espiritual en el mundo, la po– testad o autoridad espiritual, que tiene por autor y fuente al mismo Jesucristo. « Data est ::nihi omnis potestas in caelo et in terra ». - « Sicut misit me Pater, et ego mitto vos » (3). El ejercicio de esta autoridad espiritual, que se reconoce a la Iglesia en este punto del Concordato, se refiere a los Sacra– mentos, Sacramentales y demás medios con los cuales la Iglesia rlirige a los hombres a la '.lonsecución de su fin sobrenatural. Mas esta autoridad de la Iglesia no está limitada solamente al orden interno; ella debe manifestarse también en el orden externo. En efecto: esta autoridad no se reduce a gobernar a los fieles solamente dentro de los templos; eHa debe hacer que el cristiano sea cristiano también en la vida pública; que la unión conyugal sea santificada, con el Sacramento del Matri– monio, etc.; todo lo cual ne• es solamente del orden interno sino también del orden externo y social. (1) Denzinger, nul:'.leros 1719 y :_720. (2) A. A. Sedis (1885), t. XVIII, p. 166; Acta Leor,is XIII, t. V, p. 127. (3) S. Matth., XXVIII, 18; ,S, Jo::.in., XX, 21.

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