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-84 - divino Pablo hubiera querido interpretarse a sí mismo, no lo hubiera hecho de otra manera que como lo hizo aquel céle– bre maestro ». Ya hemos hecho mención (n. 0 I) de los 21 discursos «De las estatuas » («De statuis ad populum Antioquenum»). A éstos hay que añadir: 12 homilías «Contra Anomreos », sobre la consubstancialidad del Hijo, las diez primeras pronunciadas en Antioquía, y las dos últimas en Constantinopla; además 8 homilías «Adversus Iud~os », escritas contra los cristianos que simpatizaban con los judíos, y observaban sus ayunos y ff'sti– vidades, y 7 hermosas homilías •De laudibus Sancti Pauli ». Con el mayor entusiasmo pronunció una ornción en la fiesta de Navidad, el 25 de Diciembre del 386, y en ella dice que esa fiesta, que traía su origen de Roma, hacía sólamente diez años que era conocida en Antioquía.-Era cos tumbre general en Oriente que el auditorio diera a entender su aprobación, aun en la predicación sagrada, con aplausos y aclamaciones, lo cual no parecía bien a Crisóstomo, y dijo en una homilía (In Matth. XVll, 7): «Esto no es un teatro, ni estáis sentados aquí para ver actuar a comediantes. • 6. Crisóstomo escribió también verdaderos tratados de fondo moral edificante. Entre éstos descuellan los seis libros •De sacerdotio •, compuestos durante su diaconado, en forrña de diá!ogo sostemdo entre él y su compañero de juventud, Basilio. Este había consentido que le eligiesen obispo de una ciudad de Siria, porque, de algunas declaraciones de su ami– go, había deducido que éste también aceptaría tal dignidad en c;rcunstancias semejantes; mas cuando se le ofreció a Cri– sóstomo tal ocasión, tomó el partido de la fuga. Diez años después, escriqió dichos seis libros para justificar su acción, utilizando un escrito semejante de S,in Gregorio Nacianceno. En la primera parte, que es la más breve (1-11, 6), demuestra que su ardid tuvo el feliz resultado de dar a la Iglesia un ex– cderite pastor en la persona de Basilio; en la segunda defien– de su huida afirmando que él no poseía, para el t:ninisterio sa– cerdotal, ni la suficiente experiencia, ni las dotes necesarias, que son sant:dad, C!encia y conocimiento del mundo. Esta obra, por el vigor juvenil y el entusiasmo con que describe la dignidad del sacerdocio, es muy recomendable como lectura apropiada para sacerdotes y ordenandos. Las dos «Adhortationes ad Theodorum lapsum» constitu– y en la primera de las producciones literarias de Crisóstomo¡

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