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_, 7g - del segundo co~cilio ecuménico, por más que no lo hallamos mencionado como símbolo de éste sino en el cuarto concilio ecuménico, el de Calcedonia. 2. La mayor y más importante obra de Epifanio es el ~PanariUIJJ», esr:rita poco después del «Ancoratus», en la cual se o recen remedios eficaces para curarse de sus heridas los que han sido mordidos por la serpiente, esto es, por la herejía; con este objeto se exponen y combaten, una después de otra, ochenfa herejías, causa por la cual se llama ordinariamente a · esta obra « Hcereses ». ·El autor pone también entre las herejías las escuelas filosóficas griegas y las sectas judaicas. Acerca de los tiempos antiguos tomó todos los materiales de las obras que escribieron lreneo e Hipólito, · cont.a los herejes; para los tiempos posteriores, su obra es una buena fuente a falta de otra. También lleva adjunta una «Expositio fidei». El tratado «De metris et mensuris », escrito el 392, trata, en la primera parte, del ca,1 on y de las versiones del Antiguo Testamento, en la segunda de las medidas y pesos bíblicos, en la tercera, de la geografía de Palestina. En griego se ha conservado sólo la primera parte, las demás nos han llegado en traducción siriaca, Finalmente nos ha legado Epifanio un breve tratado «Sobre las doce piedras preciosas» del racional que llevaba puesto en el pecho el Sl!mo sacerdote de la anti– gua Ley. § 40 San Juan Crisóstqmo. 1. Juan, a quien más adelante· se le dió el honorífico epí– teto de Crisóstomo, nació en Antioquía, capital del Asia roma– na, y la tercera en orden de categoría entre las ciudades del Imperio, pues constaba de 200. 000 habitantes. Su padre, ofi– cial dé alta graduación en el ejército, murió joven, quedando confiada la educación dé Juan a los cuidados de su piadosa madre Antusa, que era una de aquellas insignes mujeres cris- ~ . tianas que hacían exclamar al pagano Libanio: « ¡Qué mujeres tan eminentes cuenta en su seno el cristianismo! » Libanio (1), el más g ande retó rico del decadente paganis– mo, vivía en Antioquía, y fué tamb ién 1~tro de Crisóstomo; tenía en tan gran aprecio al discípulo, que, preguntado poco (1) En 1903 empezó F01s'rr una nueva eiición . crítica de sus obrrs • (ªLibanli opera r-;c. fO:'rtcr,,, Lips.), ·
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