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- 72 - nuevo la manzana de la discordia entre los ánimos que ya habían empezado a reconciliarse, afirmando que Gregor10, según el canóo 15 de Ni cea (el cual prohibía a los clérigos pasar de una diócesis a otra), no podía ser obispo de Cons– tantinopla, porque lo era de Súsima. Con esto se le hizo muy penoso permanecer en la nueva sede, y declaró que quería sacrificarse en aras de la paz y concordia y ser un segundo Jonás: pronunciado un patético discurso de despedida ar,te los obispos y el pueblo reunidos en la iglesia de los Apósto– les, partió de allí. Por espacio de dos años gobernó la Iglesia de Nacianzo, la cual estaba en triste viudez desde la muerte del padre Gregario, y pasó el resto de su vida en sus posesio– nes de Arianzo, ocupado en escribir libros y muy atormentado por su enfermedad. Murió el 390. 2. Gregorio Nacianceno era de naturaleza enfermiza, por lo cual se dedicó con especial predilección a la vida docto:– contemplativa, aunque, de cuando en cuando, guíado por la plena conciencia que tenía de su vigoroso talento, y animado del deseo de ser útil a la lg:esia oprimida o a sus amigos, apa– reció en público, y se lanzó a los ministerios del apostolado. Su estado achacoso dió origen a una excitabilidad nerviosa, que degeneró, especialmente hacia el fin de su vida, en una especie de misantropía. Como orador, superó a Basilio, pero como príncipe de la Iglesia fué inferior a él; a semejanza de su amigo, no poseyó profundidad especulativa; y si más tarde se le diócl antonomástico epíteto de «el Teólogo », fué porque, al explicar su doctrina, se atuvo estrictamente a la S1grada Escritura y a la tradición, causa por la cual puede considerár– sele como el mej0r testigo de la tradición de la Iglesia griega de su titmpo. 3. Las obras de Gregario son en parte discursos, en parte cartas y en parte poesías. Sus mejores producciones son los 45 discursos. y entre éstos merecen la preferencia los cinco teológicos (27-31), pronunciados en Constantinopla el 380, en los cuales defiende la doctrina católica de la Trinidad con– tra los eunomianos y macedonianos; estos discursos le grJn~ jearon el título de •el Teólogo •. De sus otras obras hemos citado ya en el rtúmero I el •Apologeticus de fuga » (2), el dis ... turso de despedida de Constantinopla (42), y la oración fúne.. bre a la muerte de Basilio (43). El •Apologeticlls • sirvió de modelo a San Juan Crisóstomo, para sus seis libros •De Ra~ cerdotio t,
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