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-71- ventud. Regresó entonces a su patria, hízose bautizar, y poc-6 después recibió las sagradas órdrnes de manos de su propio padre; pero vencid_o -de-su inclinación al retraimiento, huyó al desierto, y justificó su fuga por medio de su libro «Apolo– getkus de fuga», el cual trata de la,dignidad y responsabili– dad del sacerdocio. Vuelto del desierto, distribuía el tiempo ya ayudando a su padre en la administración de la diócesis, ya con su amigo Basilio en la soledad cenobítica de cerca de Neocesarea. Cuando Basilio fué elegido metropolitano de Ce– sarea (370), con objeto de tener mayor número de obispos adictos a su persona, fundó nuevas sedes episcopales en Ca– padocia, y consagró a su amigo Gregorio obispo de la redu– cida ciudad de Sásima: Gregorio aceptó la digBidad, pero muy pronto huyó de nuevo al desierto, y más tarde marchó a Seleucia de Isauria. Allí, poco después de haber subido Teo– dosio I al trono, buscaron a Gregario, a principio del año 379, loslegados de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, rogán– dole que acudiese a prestarles auxilio con su poderosa pala– bra; obedeció el Santo a este llamamiento y predicó en rá pe– queña iglesia de Anastasia (Resurrección), junto a la ciudad, única que quedaba ya a los católicos. En ella obtuvo la reli– gión una verdadera ~resurrección , , porque Gregorio atraía las muchedumbres con su gran elocuencia y mansedumbre, a despecho de los arrianos, los cuales en cierta ocasión asal– taron la capilla, y arrojaron una lluvia de piedras contra el Santo y los fieles allí congregados. A fines del año ::S80, entró por primera vez en la capital del imperio el nuevo emperador, y lo primero que hizo fué prohibir a los arrianos el uso de sus iglesias, entrando Grega– rio, escoltado por la fuerza armada, tn la iglesia metropolita– na, o sea en la de los Apóstoles. Al año siguiente fué elevado Gregario a l~lla ~p_l§copál de Constantinopla, conforme a los deseos del emperador y del segundo con cilio general. Pero, habiendo fallecido, duran~ te el mismo concilio el obispo Melecio, de Antioquía que lo presidía, y como Gregorio, con el intento de poner fin al cis.. ma meleciano (1), apoyaba a Paul.no, adversario de Melecio , surgieron graves discusiones que no hubieran tenido eco, si los obispos de Macedonia y Egipto no hubiesen echado de (1) Acerca d<.'. este cisma YéJse Cata/lera, le scbisme d' Antlcchc (tesis), París l\105,
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