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-67- que, con ocasión de ella habían de hacerse. De tales cartas de Atanasió, que podemos llamar Pastorales como la Cuaresma; fueron descubiertas quince en 1847, en lengua siriaca, en un monasterio de la Nitria; datan de los años 328-348, y son todas las que se compusieron en aquella época (1 ). En el últi– mo decen.io del pasado siglo. (1898) se halló una versión copta de la carta del 367, la cual tiene particular interés, porque contiene una lista de los libros canónicos de la Sagrada Escri– tura. Atanasia rechaza los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento, los cuales, a su juicio sirven para la edificación de las almas, pero no fueron considerados como canónicos por los Santos Padres. * 6. Atanasia tiene grandísim1 importancia para la cristo– logía, porque no sólo sostuvo victoriosamente contra los arria– nos la consubs ancia1idad del Tiíjo:-Sino'que explicó, con ma– yor claridad que ninguno de sus antecesores, la r.aturalez:1 y generación ae ogos. -Al surglr, hacia los últimos años de su vida, la cuestión de la divinidad del Espíritu Santo, la defen– dió Atanasia con enngía. Arrío a semejanza de Filón y Orí– genes (véase p. 82, n. 0 9), e señaba que Divs había r:e::esitado gel Logos, como medio para la creación del mundo. Atanasio, por el contrario, afirma que Dios, ni es tan impotente ·que ne– cesite de la cooperación de un ser intámedio para er2ar, ni tan soberbio que se ponga a crear sin el concu so del mi:m10 ser (Or. contra Arian. II . 24. 25). Arrio llamaba además al Hijo criatura.del Padre, producto de la volunfad del Padre; Atana– sio, aJ contrario, sostiene que! el nombre de Hijo envuelve en sí la idea de engendrado; como ser engendrado significa pro– ceder, no de la voluntad, sino de la esencia del Padre, el Hijo de Dios no se puede )Jamar criatura del Padre, teniendo, como tiene, de común con El , la plei,itud de la divinidad (ob:a cit. I, 16; III , 6) , En Dios la gentración no es lo mismo que en los hombres, pues Dios, como espíritu que es, e indivisi ' le; por lo cual su generación ha de representarse como la emanacíón de la luz del sol, y como la producción del pensamiento del alma; por eso el Hijo es eterno como el Padre (obrn cit. III , 62. 66-67) . Padre e Hijo son, pues, dos, aunque son lo mismo esto es, tienen la misma natur,Jeza . Al decir el Hijo: •El Padre es mayor que yo •, significa, según San _Atanasio, que el Padie (1) La primera edición sirlaCJ fué di,pucsta por C reton en l 84E; Af ltM )¡¡5 publcó en IJtín (PaLr, gr. XXVI) , · •

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