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/ -57- rio antiguo, de procedencia arriana, conservado su un manus– crito siriaco del 411. Pero el mayor «Martirologio » de losan– tiguos tiempos, y más conocido, es el de San Jerónimo, com– puesto en la forma que ahora tiene en el ducado de Borgoña, bien en Luxeuil, bien en Auxerre, hacia el 623. Los datos que contiene acerca de los mártires romanos, están tomados de un calendario romano que probablemente sé empezó el 312 y fué continuado hasta el 422. 3. Las genuinas «Acta martyrum» más importantes, ade– más de las dichas: la de San Policarpo (véase § 12, n. 0 I, p. 40 y San Justino (véase § ·17, n. 0 I, p. 48), son las siguientes: a) Martyrium SS. Carpí, Papyli etAgathonirces, que da– ta de los tiempos de Marco Aurelio. De dichos tres mártires, los dos primeros fueron condenados a la hoguera, y la terce– ra se arrojó por sí misma a las llamas. El patético relato sobre el mismo martirio fué transmitido por testigos oculares. · b) Entre las Actas escritas en latín , el más antiguo docu– mento que nos ha llegado, es la Passio martyrum Scilitano– rum del año 180; se ha conservado también un texto griego pero el latino es más antiguo. Los doce mártires fueron con– denados en Scili de Numidia por procónsul Saturnino a morir pasados a cuchillo; pero sólo seis de ellos fueron interrogados y ejecutados, los demás probablemente huyeron. Los scilita– nos fueron las primicias de los mártires africanos. c) Es un precioso documento y, a juicio de Harnack, «la más elocuente apología del crristianismo, que poseemos de la antigüedad», el Martyrium S. Apollonii, escrito entre el 180 u 185, encontrado por primera vez en 1893 en texto armenio por Conybeare, y después en griego, en 1895 por los Bolan– distas. Refiere Eusebio (Hisl. eccl. V,21), que en tiempo del emperador Cómodo había en Roma un cristiano muy instrui– do, llamado Apolonio, el cual fué acusado y llamado a com– parecer ante el prefecto Perennio, y, a pesar de haber justifi– cado su conducta ante el senado con una apología muy elo– cuente, fué decapitado por decreto del mismo senado. En el «Martyríum» que ha llegado hasta nosotros, Apolonio respon– de a las preguntas del juez exactamente en forma de apología de la fe. d) El 7 de marzo del 202 (o 203) sufríeron el m,ntirio en Cartago, Santa Perpetua, mujer de posición distinguida, Felí– citas, esclava de ésta; y tres varones más. Acerca de lo ocu– rrido en los últimos días que precedieron a su martirio, tene-

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