BCCCAP00000000000000000001369

- 45- y la extensión o alcance de las Sagradas Escritura; 2.ª prae– scripbo principalitatís: en el cristianismo, lo primiivo es lo verdadero; ahora bien , la doctrina primitiva es la católica, siendo por el cont- ario, la heregía una innovación; 3.ª praes– criptio proprietatis: injustamente se refieren los herejes a las Sagradas Escrituras, pues éstas no pertenecen a ellos, sino a la Iglesia, que las recibió de manos de los apóstoles. El índice de 32 doctrinas erróneas (c. 46-53) que va unido al libro «De praescriptione,,, se debe a la pluma de algún escritor posterior Tertuliano (véase § 39) . § 25. San Cipriano. I. Acerca de la agitadísima vida de Tascio Cecilio Cipria– no, nos da noticias una Vita . escrita, a raíz de la muerte del Santo, por su diácono Poncio; pero la mejor fuente son su s es – critos, especialmente sus cartas. Nació probablemente en e.ar= ~' de ricos padres paganos; primeramente fué retó rico; des– pués, en 246, se convirtió al cristianismo por medio del pres– bítero Cecilio o Ceciliano de Cartago, y fué bautizado. Al ter– minar el año 248 o al principio del 249 fué electo _obispo de su ciudad natal. La persecución de Decio interrumpió pronto su actividad pastoral ,viéndose precisado a ocultarse en las cercanías de la ciudad, si bien permarieció siempre en corres– pondencia con sus feligreses. La admisión en la Iglesia de muchos que, durante la persecución, habían apostatado, dió cisma; y como se opusiese Cipriano a la pretensión de los que deseaban la reconciliación inmediata de los lapsi, se formó un partido de descontentos con el diácono Felicísimo a la ca– beza, al cual se asociaron cinco sacerdotes que ya antes se habían opuesto a que Cipriano fuera consagrado obispo de la ciudad. Uno de éstos, llamado Novato, fué a Roma para apoyar personalmente el cisma de Novaci:mo. A mediados del año 251 pudo Cipriano regresar a Cartago, y en un sínodo celebrado allí mismo, arrojó de la Iglesia a los cabezas del partido contrario, hacienáo constar que los sacrificati y los thulificati, aun hab iendo hecho penitencia de su pecado, no alcanzaban la gracia sino in articulo mortis, y que sólo en el caso de que sobreviniese otra persecución, podrían ser robus– tecidos para la lucha con la s~grada Eucaristía. En la peste que el año siguiente asoló el Africa, dió ejemplo de heroica virtud el prelado curando a los atacados: 4

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz